El Tenorio eldense, un acto tradicional de la Navidad local, ha tenido este año el aliciente añadido de celebrar el centenario de su estreno. La obra, en su línea de divertir, ha vuelto a hacer gala de las ocurrencias o «morcillas» insertadas por los actores a lo largo de una representación que, ayer, llenó el Teatro Castelar con 751 espectadores en sus dos sesiones de tarde y noche. Tampoco faltaron los «cantables» entrando al trapo en todos aquellos temas locales y nacionales susceptibles de ser criticados. Hubo alusiones a la forma de plantear los debates políticos; a la desatención de la que fue objeto la ciudad, por parte de TVE, tras el despliegue realizado para la retransmisión de la Vuelta Ciclista a España. Se ironizó sobre la poca ayuda que recibe Elda del Consell y también salió a relucir el sarcasmo por la preocupante situación de la industria del calzado, la subida del sueldo de los concejales nada más empezar la legislatura, la suciedad en jardines y plazas, el cambio climático y la petición de más dedicación del alcalde hacia su ciudad. Y en el apartado de críticas destacó la falta de protección del patrimonio histórico y la situación de los tambaleantes museos y de la cultura eldense en general.
Pero también hubo momentos para la emoción. Sobre todo cuando, a punto de finalizar la obra, se homenajeó al autor Emilio Rico. Con su imagen proyectada en el escenario se le dedicaron unas palabras de agradecimiento por su Tenorio y por los fines benéficos que siempre ha tenido esta representación, que se estrenó el 28 de diciembre de 1919. De hecho, según destaca Miguel Barcala, no ha habido en Elda colectivos, ONG o necesitados que no hayan recibido los fondos obtenidos de la venta de las entradas.
El propio autor la definió como una «bufonada» o parodia de la obra de José Zorrilla, cuyo texto mantiene un paralelismo notable con el drama serio, cambiando las palabras oportunas para convertirla en una sinfonía que desata la hilaridad entre los espectadores. El fenómeno cultural y social que supone para los eldenses, y que perdura en el tiempo, se debe a que el texto conecta con la idiosincrasia local, a través de sus ingredientes críticos y socarrones que le dan actualidad y que culminan con las sorpresas del «fin de fiesta». En esta ocasión con tarta simbólica y cumpleaños feliz.
A lo largo del último trimestre se han llevado a cabo varios actos conmemorativos por el centenario organizados por el Grupo Teatral y la Junta Central. En noviembre se escenificó el Tenorio en el geriátrico y se hizo una mesa redonda. Hubo una muestra monotemática con interesantes documentos y fotos, se asistió a la concesión en el Castelar de un palco en recuerdo del autor y se representaron varias escenas al aire libre en la Plaza Mayor. Y todavía quedan más actos que celebrar y más reconocimientos que recibir.
