n La investigación sobre la figura del industrial Antonio Pérez ha puesto encima de la mesa un reivindicación con el objetivo de hacer justicia histórica. Un grupo de eldenses se ha embarcado en la cruzada de conseguir que el empresario recupere su calle, la que siendo alcalde de Elda Francisco Alonso se le concedió en los años 20 del siglo XX, poco después de fallecer.

Durante una década así se llamó la vía. En 1939 llegaron los soldados de franco y a la calle se le retiró la denominación y se cambió por la de Tropas Gallegas. Y su figura quedó olvidada. Se desconoce su filiación política para que las autoridades de los años 40 tomaran esta decisión. Simplemente, Pérez era un industrial de la burguesía republicana eldense, como casi todos en los felices Años 20, con ideas muy avanzadas para su época.

Ahora, un siglo después de que se le concediera ese honor, la que un día llevo su nombre es una de las calles, que según la Ley de la Memoria Histórica, debe renombrarse. Por ello, en el último congreso de patrimonio celebrado en Elda se reivindicó que Antonio Pérez la recuperase. Una iniciativa aplaudida por los asistentes.

Devolver este nombre al callejero eldense sería hacer justicia a un hombre que abogó -cuando Elda era un municipio de apenas 8.000 habitantes que comenzaba un periodo de progreso, con el surgimiento de una clase media, y una incipiente burguesía local y donde acababa de llegar la luz eléctrica- por la exportación de zapatos a Estados Unidos o incluso a Hong Kong. Sería reivindicar a un empresario que pretendió evangelizar a la burguesía incipiente a través de sus artículos.

En ellos, con una mirada internacional, liberal, capitalista e industrializadora, difusora de los avances de la industria en otros países, con traducción de artículos al respecto, fomentó la exportación, con el estudio de aranceles, realidades comerciales. Asimismo criticó el inmovilismo del capital, la falta de industrialización, de falta de mentalidad exportadora, el escaso fomento de la creatividad, las trabas administrativas y la falta de políticas para el desarrollo de la industria del calzado en España.

No solo evangelizó, también puso en práctica sus ideas. Una de sus innovaciones fue la introducción del procedimiento de «la suela vuelta», el rebatido o la eliminación del cartón en los rellenos del montado sustituyéndolos por seraje o cuero.