Un perro ha tenido que ser atendido de urgencia en una clínica veterinaria tras ingerir hachís en el parque canino municipal de Petrer donde ya se han dado al menos dos casos similares en los últimos meses. A Tango lo llevó su dueña de paseo el sábado por la tarde, junto a su hermano Jazz, al recinto de esparcimiento de mascotas del barrio de San Jerónimo.

Todo transcurría con normalidad hasta que el perro, un mestizo de cuatro años y unos 20 kilos de peso, comenzó a mostrar un extraño comportamiento. Caminaba con dificultad, se tambaleaba e incluso estando a cuatro patas no podía mantenerse estable. Eran los primeros efectos del «subidón».

Lorena Sánchez se lo llevó a casa preocupada mientras Jazz lo observaba sin lograr a entender porque su hermano actuaba «muy raro». Dos horas más tarde, a las nueve de la noche, decidió trasladarlo a la clínica de Sax porque le molestaba mucho la luz, se asustaba sin motivo «y reaccionaba a cámara lenta». Tan pronto como el veterinario observó sus pupilas dilatadas lo tuvo muy claro. Diagnóstico: intoxicación por consumo de cannabis. Así que tuvo que quedarse 24 horas ingresado en observación tras suministrarle un diurético y suero por vía intravenosa para intentar que el «viaje» se le pasara lo antes posible. Se desconoce la cantidad de droga que pudo haber ingerido pero debieron ser menos de diez gramos.

La propietaria pedía ayer a quienes acuden con sus mascotas al parque canino, y se dedican a fumar porros, que lleven mucho cuidado con las «chinas» que se les pierden en lugares donde no deberían estar y, además, en lugares donde pueden ser muy peligrosas. «Hoy ha sido mi perro pero otro día puede ser el vuestro», les advierte Lorena Sánchez.

Más casos

No obstante, lo que le ha ocurrido a su mestizo no es un caso aislado en la zona de esparcimiento canino que el Ayuntamiento de Petrer abrió en febrero de 2015. Hay constancia de al menos dos episodios semejantes en los últimos meses. El pequeño Mailo tuvo más suerte y no se intoxicó porque terminó vomitando un trocito de cannabis envuelto en papel de aluminio que se había engullido. Pero Yako también acabó en un una clínica veterinaria de Petrer por la vía rápida. Su propietario se percató de que el pastor alemán había ingerido parte del contenido de una bolsa de marihuana que alguien había escondido dentro del recinto. En estos casos ninguno de los animales sufrió daños ni síndromes pero sus dueños se llevaron un buen susto.