Las Fallas de Elda echaron el telón de 2019 como un año histórico en el que se modificaron las fechas por la amenaza de gota fría y en el que se celebró los 90 años de historia de las fiestas del fuego.

El aniversario ha conseguido que las Fallas de Elda resuenen con fuerza dentro del universo de este tipo de festejos que centran las fechas más relevantes en junio y en marzo. Pero más allá de las efemérides, las Fallas se basan fundamentalmente en la convivencia entre los vecinos y la sostienen los distintos barrios de la ciudad.

En la jornada del domingo, las Fallas cuentan con un amplio programa pero entre acto y acto -Despertà, Mascletà- los falleros guardan unas hora para disfrutar con los amigos del ambiente que se crea en los distintos distritos hasta donde se acercan los vecinos de Elda para disfrutar de las obras de arte efímeras, que ayer se vieron reducidas a cenizas.

Así, las Fallas del 90 aniversario ya son historia. La tradicional «Cremà» comenzó en la Plaza de la Constitución. La primera en arder fue la Falla Oficial, obra conjunta de los cinco artistas falleros de Elda con motivo del 90º aniversario. La obra que se plantó con la técnica «al tombe», es decir, elevando el remate empujándolo y estirándolo con cuerdas, prendió ante los ojos de centenares de apasionados de esta fiesta, que vieron como caía Emilio Castelar. Tras ella, cada uno de los monumentos, fueron desapareciendo.