Las Unidades de Conductas Adictivas (UCA) de Elda y Villena han hecho balance de su actividad anual poniendo en entredicho la existencia del estigma de la drogacción asociado a la desprotección social. Prueba de ello es que en un 31% de los casos, las personas que han acudido a este servicio sanitario para combatir sus adicciones tienen un contrato de trabajo indefinido y en un 22% un contrato temporal. Únicamente el 23% de los que inician un proceso de deshabituación están en el paro, siendo el 24% restante menores en edad escolar, jubilados o discapacitados.
No es el único tópico que se diluye en virtud de los datos recabados por los profesionales de las UCA del Alto y Medio Vinalopó. Los niveles de formación académica de la demanda asistencial sitúa al 40% de los usuarios con la ESO finalizada, al 12% con estudios de Bachillerato o Módulos Formativos concluidos y el 8% con formación universitaria. Esto es, seis de cada diez hombres o mujeres afectados por el consumo de drogas u otros trastornos adictivos en la comarca tienen completada su formación básica.
Conclusión: Más de la mitad de los drogodependientes de Elda, Villena y municipios próximos tienen estudios y trabajo.
Resulta igualmente llamativo que el 100% de las consultas por ludopatía las hayan realizado los hombres mientras que el 73% de las peticiones de ayuda para dejar de fumar provengan de mujeres.
Cocaína al frente
En Elda ha aumentado en un 14% el número de adictos que acude por primera vez a la UCA para acabar con la esclavitud de las drogas o el alcohol. En 2018 han sido 244 nuevas personas. El 30% por cocaína, el 26% por cannabis, el 23% por alcohol, el 7% por ludopatía, el 6,5% por tabaco y el resto por adicciones menos extendidas como las nuevas tecnologías y las compras compulsivas. En total se ha atendido a 1.062 pacientes incluyendo las 182 readmisiones, los 620 seguimientos y las 17 orientaciones a familiares que requieren asesoramiento por tener sospechas de que hijos, hermanos o cónyuges puede estar consumiendo drogas y no quieren acudir a tratamiento. Desde 1990 el consumo de heroína sigue bajando en una caída que ha continuado en el último ejercicio. Sin embargo la peligrosa cocaína sigue en auge hasta convertirse en el tratamiento más solicitado. El alcohol se mantiene durante todos estos años en los primeros puestos pero el cannabis, poco a poco, ha ido creciendo hasta situarse en la segunda adicción.
Otro de los aspectos que los expertos destacan es que durante el año pasado, al igual que ha venido ocurriendo en el primer semestre de 2019, se ha incrementado la prestación de asistencia en recaídas -15,9%- que en nuevos casos -14%-, lo que genera una especial preocupación por tatarse de una tendencia inusual en las UCA de Elda y Villena.
