Siguiendo el rastro de un austero botín consiguieron los agentes del orden descubrir a un ladrón que se ocultaba en la oscuridad agazapado entre los matorrales del río Tarafa de Aspe. Como el cuento de Pulgarcito que fue arrojando migas de pan para encontrar el camino de regreso a casa. Así fueron los agentes de la Policía Local y Guardia Civil siguiendo el rastro del presunto caco hasta dar con él. A veinte metros del lugar donde cometió el robo perdió las equipaciones de fútbol que había sustraído. Diez metros más allá encontraron los agentes varias botellas de bebidas alcohólicas y a cinco metros del lugar donde se escondía una bolsa con chorizos y costillas. Ni diez minutos tardaron el capturarlo y llevárselo esposado al cuartel.

Tuvo tan mala suerte el detenido que fue descubierto en el campo de fútbol de Las Fuentes cuando el conserje abría las instalaciones. Fue cuestión de unos segundos porque ya estaba encaramado al muro exterior por donde se disponía a huir. De hecho, soltó un exabruto y emprendió la fuga. Pero en ese mismo instantes dos patrullas, una de la Guardia Civil y otra de la Policía Local, se encontraban en la misma puerta de la instalación deportiva, por lo que la persecución fue instantánea y acabó en un tiempo récord.

No tuvo su día el ladrón.