La alegría es la seña de identidad de la Entrada de Villena. El popular desfile que abre los Moros y Cristianos de la capital del Alto Vinalopó es una muestra del gran júbilo que los festeros contagian al público que se acerca a la ciudad a ver un desfile en el que las cifras relatan por si solas la importancia de estos festejos. En ellos participan cerca de 10.000 festeros divididos en catorce comparsas: siete del bando moro y las mismas del cristiano.

La Entrada Villena se inicia con el emocionante desfile de la Banda Municipal de Música . A los dos toques del bombo y con la batuta en alto del director, Pedro Ángel López, en la calle Nueva comenzó el desfile. Es un momento en que Villena vibra. Miles de villeneros y vecinos de poblaciones cercanas aplaudieron a los músicos que interpretan una y otra vez, el pasodoble de compositor natal Quintín Esquembre y que lleva por título «La Entrada».

Tras la banda de música, llegaron los Moros Viejos precedidos por los embajadores y con su correspondiente séquito. Delante de ellos, los estandartes de las siete comparsas del bando moro. A ritmo de pasodoble entró en el recorrido del desfile - que transita por la calle Corredera y la avenida de la Constitución- la comparsa decana de los Moros y Cristianos con uno de los cabos más galardonados de estas fiestas, Miguel Victoriano Navarro «El Tito».

Los Moros Nuevos entraron en el recorrido con la elegancia de la marcha mora y con sus imponentes escuadras especiales. Los cargos festeros aparecieron precedidos de un boato con un carácter musulmán. Dentro de estas filas, la escuadra de Jenízaros cumple su 25 aniversario. Los integrantes de este colectivo obsequiaron al público con un boato alusivo a la guardia del Sultán, cuerpo de seguridad musulmán al que deben su nombre. Un ballet con toques turcos precedió a la imponente escuadra enmarcada por una plataforma que coronó el sultán.

El Bando Marroquí cruzó la Corredera con su desfilar marcial a ritmo de pasodoble para pasar en un suspiro a los bloques de las capas y las escuadras especiales mecidas al son de las marchas moras. Por antigüedad, la segunda escuadra especial de los Marruecos son los Abencerrajes, que este año cumplen 40 años de historia. Celebraron esta efeméride con un traje color salmón y verde turquesa cargado de metales. Dando paso a su desfile apareció el nuevo estandarte y dos jinetes a caballo.

La marcha mora se fue adueñando del desfile y los primeros sones de los pasodobles se fueron apagando. Así, con la llegada de los Realistas las refinadas composiciones se apropiaron del desfile.

Después de los colores azules y morados de los Realistas, los Moros Nazaríes y los Bereberes aparecieron en escena mostrando su elegancia a la hora de desfilar.

La comparsa de Piratas rompió la marcialidad del bando moro con la llegada de los pasodobles y la alegría de la más numerosa de las fiestas de Moros y Cristianos, que cuenta con más de 2.000 socios en sus filas.

Después fue el turno para las huestes de la cruz, que entraron en el recorrido con la alegría y el desfilar ágil de los Estudiantes. Le siguieron Marinos Corsarios. Con la llegada de los Andaluces y Labradores cayó la noche en la ciudad. Tras ellos los Ballesteros y Almogávares dieron paso a la última, los Cristianos.

En la cabeza de la tribuna oficial, además del alcalde de Villena, la pregonera y las Regidora se encontraba la consellera de Sanidad, Ana Barceló.

Por la mañana, la primera mujer que alcanzó la presidencia de una comparsa arrancó las fiestas con un emotivo pregón. La mora realista, Conchi García, expresó en el discurso inaugural de los Moros y Cristianos su sentimiento más festero e hizo gala de su amor por las «fiestas de la Virgen».