Llueve sobre mojado en la avenida Jaime I de Sax mientras los vecinos vuelven a mostrarse indignados por la falta de medidas para evitar un problema que se repite desde hace muchos años.

A las cuatro de la tarde de ayer una intensa tormenta, acompañada de aparato eléctrico, volvió a inundar garajes, comercios, negocios, bares, locales y viviendas situadas en la concurrida travesía de la CV-830. La calle se anegó en apenas media hora y el agua también causó desperfectos en los coches que circulaban por la zona o se encontraban aparcados, obligando a la Policía Local a cortar el tráfico para evitar riesgos.

Afortunadamente el viento desplazó el frente nuboso hacia Elda y Petrer y la lluvia perdió intensidad una hora más tarde. En caso contrario los daños hubieran sido mucho mayores. A pesar de ello los propietarios de los inmuebles afectados tuvieron que emplearse a fondo para retirar el agua y extraer todos los muebles, artículos y enseres que habían quedado inservibles. Más pérdidas y un nuevo sobresalto.

Desde noviembre de 2016 hasta el día de ayer la avenida Jaime I ha sufrido tres inundaciones. La solución técnica pasa por evitar que en los puntos más bajos del casco urbano las aguas fecales procedentes de las viviendas y las aguas de lluvia circulen por la misma conducción. En caso de producirse lluvias torrenciales el caudal excede con creces la capacidad de la tubería. Entonces entra en carga y la propia presión del agua la hace aflorar al exterior a través de las tapas del alcantarillado. Es, precisamente, lo que viene ocurriendo en la conocida como travesía de las palmeras que forman las avenidas Jaime I, Reyes Católicos e Historiador Bernardo Herrero.

En noviembre de 2016 desde el gobierno de Podemos-PSOE que lideraba José María Espí se anunciaron gestiones ante el Consell y la Diputación para recabar inversiones con el fin de acometer las obras que evitasen nuevas inundaciones. Se aseguró, incluso, que desde 2015 se estaba en conversaciones con las administraciones provincial y autonómica para subsanar el problema. Pero cuatro años después todo sigue igual para desesperación de los vecinos.