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Adiós a más de 30 edificios históricos

Un 25 por ciento de los inmuebles recogidos en la propuesta de Catalogo de Bienes y Espacios Protegidos se han perdido en los últimos 14 años

La casa de la esquina del guardia, antes de su demolición. Áxel Álvarez

Poco a poco Elda pierde patrimonio. Para la mayoría de los ciudadanos, esta merma es casi imperceptible; sin embargo, para una minoría, es preocupante que edificios con valor histórico y sentimental para la ciudad desaparezcan de la trama urbana.

Ante esta situación, la Asociación de Amigos del Patrimonio de Elda (Mosaico) se muestra preocupada y ha sacado cuentas. Así, y teniendo como base la propuesta de catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, ha detectado que en los últimos catorce años se han malogrado un 25 por ciento de los de los bienes inmuebles incluidos en él. Esto supone unos 30 recursos patrimoniales.

Mosaico sugiere que su extinción se debe a que este catálogo, que se redactó en 2005 y que se revisó en 2013, está sin aprobar por lo que no se han podido activar las herramientas necesarias para la conservación de elementos, algunos de ellos pequeños pero que cuentan la historia más reciente de la ciudad y otros de mayor entidad e importancia. Por ello, desde el colectivo conservacionista se reivindica que el documento tome vida con el objeto de preservarlos. Son conscientes de que esto no será posible hasta que no se apruebe el Plan General Estructural (PGE) por lo que consideran que se deben de dar los pasos necesarios y urgentes para que la planificación urbanística salga adelante. No obstante, el presidente de Mosaico, Emilio Gisbert, asegura que «según nuestras últimas informaciones, se pueden crear otras fórmulas para que el catalogo salga adelante sin que siga los mismos trámites que el PGE». «Y queremos que se articule la herramienta para evitar seguir perdiendo elementos patrimoniales a pesar de no estar aprobado el plan urbanístico», concluye.

El listado propuesto por el equipo redactor en 2005 cuenta con 144 bienes inmuebles catalogados. Con una revisión de éste, se observa que han desaparecido por derribo un total de 23 lo que supone un 22 por ciento del total. En su mayoría son elementos del patrimonio urbano. En menor medida, se han espoliado los que se encuentran en el ámbito rural.

La mayor pérdida de patrimonio se sitúa en plena burbuja inmobiliaria, a principios del siglo XXI. La alta actividad en el sector de la construcción propició que edificios con cierta entidad histórica sucumbieran ante la pala. Poco después llegó la crisis económica y significó que el solar quedase yermo durante años.

En 2013 se revisó el catalogo. De él se borraron algunos recursos y se incluyeron otros. De todas formas, y según los cálculos de Mosaico, en los ocho años de separación entre la redacción y su última comprobación, la relación pasa de 144 bienes recogidos en el primero a 97 en el segundo.

A estos se suman, los desaparecidos del 2013 al 2019, que ya son cuatro. La mayor parte se demolieron ante el peligro inminente de ruina de la edificación.

El derribo de una vivienda en la calle Pedrito Rico, incluida en la el listado municipal, fue un claro ejemplo de esta situación. La falta de mantenimiento y el abandono provocaron que las lluvias ocasionasen su derrumbamiento y poco después, su demolición por peligro de desplome.Ni siquiera el remate ornamental a «modo de pretil (murete para preservar de las caídas) de obra con motivos ovales y guirnaldas» se pudo salvar. Casos como éste son los que Mosaico no quiere que vuelva a suceder.

Sin freno económico

El presidente del colectivo proteccionista indica que «no se trata de paralizar un derribo, sino de frenarlo mientras se documenta y se rescatan alguno de los elementos que son parte de la historia de Elda». En ningún momento desde Mosaico se plantea frenar la actividad económica de la construcción. A este respecto, explica que «algunos de los edificios no se pueden mantener en pie porque están en estado ruinoso, pero perder la información que pueden aportar, significa renunciar a escribir la historia de un parte de Elda».

En este sentido, Gisbert aclara que «los edificios a conservar son los que tiene el grado BIC o Bien de Relevancia Local y para ellos ya existen protecciones por parte de la administración autonómica»

La petición de un instrumento de protección no es nueva para Mosaico. En los años 90 ya comenzó a demandarlo y finalmente,lo consiguió. El resultado fue el catalogo de Bienes y Espacios Protegidos, que años después de su aprobación quedo inactivo. Así, los elementos patrimoniales que figuran en el catalogo estuvieron durante meses protegidos por medidas cautelares que se activaron a la espera de la aprobación definitiva del PGE al que, en la actualidad, le falta la aprobación de la parte del pormenorizado. En 2017, una vez finalizo el periodo hábil del instrumento de protección, de los 144 bienes urbanos catalogados, solo 50 mantuvieron su protección por su carácter de Bien de Interés Cultural (BIC) o Bien de Relevancia Local. El resto quedaron a merced de sus propietarios.

Elementos de valor sentimental se perdieron por falta de protección

Algunos de los recursos patrimoniales han sufrido el espolio de los amigos de lo ajeno y han desaparecido

En el catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Elda se relacionan no sólo los edificios singulares sino que también se incluyen elementos que se deben conservar por sus valores tradicionales y la repercusión en la historia y tradición eldense, su singularidad, carácter propio y valor artístico y su interés paisajístico así como por su antigüedad, especialmente en bienes y espacios anteriores a 1940.

La falta de una herramienta de protección es una de las causas de la pérdida de algunos de ellos, pero además se suma la escasa sensibilidad de los vecinos a la hora de conservarlos. En determinado momento, los vándalos decidieron hacer suyos algunos de estos elementos. Es el caso de una placa de la calle Benito Pérez Galdós, que hace unos años llevaba el nombre de Camarada Francisco Espí. En el rótulo, se mostraba el yugo y las flechas, emblema de simbología falangista y un día desapareció.

Por otra parte, una de las que se perdió en un derribo fue la de la avenida de Chapí que se colocó un 10 de septiembre en una ceremonia en la que se le otorgó a la vía el nombre del compositor de zarzuelas Ruperto Chapí. En el acto de colocación participaron las bandas de música de Elda y de Villena, ciudad natal del músico.

La inscripción de cerámica se encontraba en la casa de «La Esquina del Guardia». Si el catalogo de Bienes Protegidos hubiese estado en activo no se habría podido dejar a su suerte entre los escombros para acabar, más tarde, en un vertedero. Son pérdidas irreparables que relatan las pequeña historia de Elda, en definitiva casi tan importante para los vecinos como los grandes acontecimientos.

En el otro lado de la moneda se encuentra el escudo que presidía el antiguo juzgado. Un ornamento que se conservó antes de demoler el edificio.

Los edificios han sido los más castigados. Las calles José María Pemán, Antonio Maura, Cervantes y Jardines han visto como algunas de sus casas más singulares se han perdido. Es el caso del complejo de viviendas de la calle Poeta Zorrilla. Fueron construidas por la «Sociedad de Obreros en Paro Forzoso». De gran sobriedad en su construcción contaban con unas cornisas de una gran singularidad ornamentadas con motivos vegetales.

Fábricas

En los años 80, se produjo la demolición de antiguas grandes fábricas situadas en el interior de la ciudad. Así se eliminó parte de una imagen característica del paisaje urbano local. Paralelamente, se promocionaron polígonos industriales para centralizar en la periferia las actividades industriales y, en el terreno de las comunicaciones, las circunvalaciones y mejora de accesos a la ciudad.

Hace unos años, la fábrica de Calzados Margarita fue la última que sucumbió. Su importancia radicaba en que era el único ejemplo de construcción industrial del gran eje que significó la calle José María Pemán. Con ella se fue el último vestigio del pasado industrial de Elda que floreció en el casco urbano.

También en los últimos años se tiró al suelo la fábrica de Emérito Maestre. Un inmueble que fue insalvable tras un proceso de deterioro que se alargó varios años. Su progresiva destrucción se debió tanto a las inclemencias meteorológicas, como a su falta de mantenimiento y su espolio por parte de los vándalos.

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