La sede de la Asociación de Vecinos del Polígono 25 acoge una curiosa colección de bastones. De todo tipo, formas, figuras y procedencia, más de 300 varas recogidas a lo largo de 40 años, unas con empuñaduras de plata y otras grabadas, se exponen para que las puedan disfrutar y observar cualquier vecino o curioso.

El presidente de la asociación vecinal, Antonio Cuenca, relata la historia de la colección que a lo largo de los años reunió su amigo Antonio Pinteño Moltó. Pocos meses antes de fallecer aquejado por un cáncer, le legó a su amigo una de sus joyas más preciadas: sus bastones. Antonio Cuenca asumió el legado de su compañero y continúa su labor engrandeciéndola. Además, según explica el presidente de la Asociación de la Federación de Vecinos de Elda (FAVE), «una colección así es para ser vista, para que se conozca y por eso hemos decidido que se exponga en la sede».

La de Antonio Pinteño es una amplia y extensa colección ya que esta ha sido catalogada como una de las mayores del mundo. Un legado recopilado bien con donaciones, regalos y, por descontado, la adquisición de buena parte de ellos para ofrecer una colección rica por su elegancia, sentido práctico y novedad técnica.

Numerosos caballeros y alguna señora se han apoyado sobre un bastón para caminar, pero además de este sentido práctico también han significado para algunos de sus dueños un toque de distinción o incluso un símbolo de poder. Ejemplo de esto último es la vara de mando de tres patriarcas gitanos que legaron a sus hijos como traspaso de su liderazgo dentro de su comunidad. Cada uno de ellos está grabado con la historia de quienes lo poseyeron.

Pasión

Pasión

Dos de los más destacados son los que llevan una empuñadura de plata labrada que pertenecieron a nobles españoles y que su porte, la calidad de su madera y el remate final dan fe de la categoría de estos. Otro de los objetos más preciados son dos bastones de vergajo, más conocidos como «picha de toro». Por su singularidad, otro de los más señalados es el que se transforma en un puñal de 20 centímetros.

Su pasión por los bastones le llevó a recogerlos de cualquier parte del mundo de la que proviniesen. De hecho, dos de ellos llegaron desde Cuba. Un turista cubano que visitó Elda conoció la afición de Pinteño y se comprometió a mandarle dos de su país, y así lo hizo. Otro de madera de almendra tallada es de origen alemán. Las empuñadoras con cabezas de galgos y de aves dan soporte a varas de caña de bambú, de madera de olivera, que están rematadas en el otro extremo con diversos materiales que forman las estructuras de cada uno de ellos. También les diferencia las tallas y grabados. Otros son fustas de las que se usan para montar a caballo. Cada uno de ellos posee una historia. Algunas se saben porque están grabadas en sus maderas. Otras, sin embargo, se perdieron cuando falleció su propietario.

Asimismo, Antonio Cuenca destaca un multigarrote que según describe «puede ser una pieza única en este tipo de colecciones». Además de la laboriosa tarea que asumió Pinteño a lo largo de su vida y que se convirtió en su pasión, otra de las labores que ha desempeñado a lo largo de este tiempo ha sido conservarlos en perfecto estado. La calidad de los bastones no solo obedece al trabajo de elaboración sino también a su perfecto mantenimiento.