La fiebre del veganismo en la alimentación ha llegado al calzado. Dentro del creciente interés por la protección animal, algunos clientes comienzan a rechazar los zapatos confeccionados con cuero. Así, se ha visto incrementada la demanda de complementos, bolsos y zapatos, realizados sin materiales de origen animal.

La industria del calzado ve esta nueva tendencia como una cuestión a la que hay que estar atenta y un posible yacimiento de negocio en un futuro. Sin embargo, son reacios a creer que únicamente por no utilizar pieles los zapatos son ecológicos. Para el sector esta creencia no se ajusta a la realidad. Son muchos los pasos a dar para ser más sostenibles y en esa idea de trabajo se están poniendo los primeros pilares.

Así, la línea a seguir por la industria con el objetivo de ser cada vez más «verdes» se ha encaminado de la mano del centro tecnológico del calzado Inecop hacia servicios de ecodiseño, de cálculo de huella de carbono o de ciclo de vida. Se incide en la economía circular para intentar reducir los residuos de la fabricación. Los clientes más concienciados con el desarrollo sostenible, el comercio justo y el veganismo piden que se abandonen las pieles y sin embargo, esto no es garantía de que el zapato se haya elaborado siguiendo normativas éticas y con los parámetros establecidos para un desarrollo sostenible.

Puede que un zapato vegano lleve sustancias o materiales cuya incidencia medio ambiental sea grave. Pero eso queda lejos de la fiscalizacion de clientes que buscan zapatos que escapen de las pieles. Lo más parecido dentro del sector son las zapatillas de esparto, que utilizan sobretodo materiales textiles o de origen vegetal. Y algunos clientes llaman a las puertas de estas fábricas para interesarse por este tipo de zapatos. En este sentido, la propietaria de la firma zapatera Melani Lázaro confiesa que «desde hace un año hemos recibido llamadas de personas interesada en si nuestros productos son veganos». Lázaro indica que «el esparto y la utilización de telas puede dar esa sensación pero nosotros trabajamos los interiores con cuero porque es un producto mucho más suave al contacto con la piel».

Y aunque el zapato eco está lejos de causar furor, algunos de los grandes diseñadores de moda ya apuestan por ello y en algunas fábricas de calzado están optando por utilizar otros materiales, sin renunciar a que su base principal sea el cuero, para atender a la pujante demanda.

Más ecológicos

Más ecológicosDesde la patronal se ha detectado que los clientes están cada vez más sensibilizados con los aspectos medioambientales y a ello se suma una mayor presión regulatoria al respecto, especialmente en la Unión Europea. Asi, uno de los retos es lograr integrar en las empresas la economía circular, que persigue que los residuos y subproductos entren de nuevo en el ciclo de producción como materias primas secundarias.

En este sentido, desde Inescop se trabaja en la revalorización de residuos de piel acabada mediante la obtención de colágeno y su introducción de nuevo en los procesos de curtición y en el desarrollo de pieles con facilidad de biodegración. Además se plantea el reto de que las fábricas de calzado separen sus residuos sobrantes o defectuosos para poder trabajarlos por separado -la piel, la suela y el tacón- ya que eso simplifica de entrada todo el proceso.

Se trata de reducir las sustancias tóxicas. En este aspecto, las colas y los pegamentos tambien son esenciales. Por ello, se busca avanzar en las tecnologías de unión, tan importante en esta industria, además de buscar procesos de pegado más ecoeficientes y sostenibles, tanto con el medio ambiente como con el operario. Actualmente se trabaja por modelos comerciales más sostenibles. Además, los nuevos inversores incluyen la sostenibilidad en su toma de decisiones.

Avecal favorece que las empresas reduzcan el impacto de todo el sector sobre el medio ambiente

Más allá de la eliminación de la piel en los procesos de producción de un par de zapatos, la industria está embarcada en la ecoinnovación. A través de esta idea se potencia que cualquier nuevo producto, proceso o modelo de negocio reduzca el impacto sobre el medio ambiente a lo largo de su ciclo de vida. Este concepto pueden significar las superviviencia de algunas pymes, que en la actualidad se encuentran con problemas de continuidad. Para ello, antes se precisan grandes cambios en las empresas.

En este sentido desde Avecal se indica que «la escasez y el encarecimiento de los recursos, en especial materias primas y energía obligan a ser más eficientes y productivos con la ayuda de las nuevas tecnologías posicionando a nuestras empresas en un mercado global donde minimizar el impacto ambiental de nuestra actividad económica será una baza competitiva cada vez más valiosa, minimizando la huella ecológica del calzado que producimos». En esta materia trabaja el centro tecnológico del calzado Inescop, que tiene en marcha una nueva línea de investigación con la que quiere obtener nuevos materiales más sostenibles y seguros, en especial para el calzado infantil que permita sustituir algunas sustancias que son perjudiciales.

En el horizonte más próximo que se marca la Asociación Valenciana del Calzado ya se habla de suministros de materiales renovables. Los que actualmente se están utilizando en la industria para innovar en este aspecto son de origen vegetal, reciclados y orgánicos.