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Una terapia pictórica en Elda

Los alumnos del CIFP interaccionan con enfermos mentales y ancianos a través de la pintura. El ciclo reciente de Animación Sociocultural propone un trabajo de mediación artística para integrar a colectivos con distintas capacidades

Un momento de la actividad con pintura llevada a cabo en el Centro de Formación Profesional Integrado Valle de Elda. Áxel Álvarez

El ciclo formativo de Técnico Superior en Animación Sociocultural y Turística recurre a la pintura como punto de aproximación a colectivos de necesidades especiales. El primer encuentro se concretó entre los alumnos del CIFP Valle de Elday el segundo fue intergeneracional, con ancianos del centro de día La Saleta. La emoción a través pintura es la conexión establecida entre estos colectivos de distintas edades, diversos intereses y con un punto de vista de la vida en las antípodas los unos de los otros.

La experiencia se inició como proyecto piloto en el curso escolar que está a punto de acabar y continuará en el próximo y es un trabajo educativo avalado por la Universidad Miguel Hernández (UMH). El proyecto, que se denomina «Implicarte», pretende llevar el arte a colectivos con diversas necesidades o exclusión social. Son grupos que carecen de lugares o espacios para expresarse a través del arte y que desde el CIFP intentan articular.

Con distintos materiales y diferentes técnicas, tantos los jóvenes como las personas con enfermedad mental, se pusieron manos a la obra para plasmar en lienzos y cartulinas todo lo aprendido en una mañana. Los dos grupos se enriquecieron de un trabajo en el que, desde distintos puntos de vista, atravesaron el sufrimiento físico y mental y que finalmente, expresaron en murales llenos de colorido. Uno de los objetivos es ayudar a los alumnos en su desarrollo como mediadores de arte. El otro es que la creación artística les sirva de terapia a los colectivos más desfavorecidos.

En la primera experiencia se compartió la visión de la artista mexicana Frida Khalo, una mujer que plasmó en su pintura el dolor y el sufrimiento. A través de la obra de Khalo, los dos colectivos conectaron. Primero conocieron la experiencia vital de la pintura sobre la que debatieron y surgieron los diferentes puntos de vista que, finalmente, unificaron mediante trabajos pictóricos. Se mira, se descubre, se reflexiona y todo se traduce en la producción final.

La coordinadora de AFAEM señala que «la unión entre nuestros usuarios con adolescentes ha sido fantástica». Las personas con discapacidad «tienen un don para la mediación y la producción cultural que no siempre se aprovecha y que ellos mismos son incapaces de apreciar», indicó la terapeuta ocupacional, Mª José Francés.

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