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Alfaro asume su segunda Alcaldía con el reto de modernizar Elda

El alcalde confía en que la ciudad recogerá en la nueva etapa los proyectos «sembrados» durante el anterior mandato. Recibe la vara de mando de Azaña en una sesión histórica de hora y media en el Teatro Castelar

La nueva Corporación de Elda en el Teatro Castelar con el alcalde Rubén Alfaro al frente ERNESTO SÁNCHEZ

El socialista Rubén Alfaro se ha comprometido a afrontar su segundo mandato como alcalde de Elda teniendo a las personas como prioridad, gestionando la ciudad con «humildad, consenso y honradez» y fijándose el objetivo de «hacer política, buena política». Así lo indicó durante un discurso de investidura en el que evocó a Pérez Rubalcaba y a Manuel Azaña. Del primero recordó su célebre frase: «No prometamos aquello que no podamos cumplir» y del segundo la reflexión: «No odiéis ni os apartéis de la política, porque sin ella no nos salvaremos».

Para Alfaro la nueva etapa que inicia «es un punto y seguido con la misma ilusión y más experiencia para recoger los proyectos sembrados en los últimos cuatro años y construir una ciudad más moderna». Un periodo de mayoría absoluta en el que «no podemos defraudar al pueblo porque queda un gran trabajo por hacer, aunque hayamos avanzado mucho en poco tiempo», subrayó. Pero también adquirió un tono reivindicativo y de autoexigencia. «Debemos escuchar a los ciudadanos porque a los representantes públicos nos exigen que seamos buenas personas...y reclamamos a la Administración central que respete la independencia de los ayuntamientos y destierre las políticas intervencionistas», dijo antes de levantar una sesión que duró hora y media. Una sesión histórica que contó con la presencia de mandos policiales y de emergencias, el cronista oficial, el exalcalde socialista Azorín, la representante del Consell Zulima Pérez así como numerosos responsables de colectivos vecinales, sociales, empresariales, educativos, festeros, culturales y deportivos de Elda.

Había expectación porque por vez primera se celebraba el acto fuera del Ayuntamiento. Concretamente en el Teatro Castelar, cuyo patio de butacas rozó el lleno con 400 asistentes y también dispuso de intérprete del lenguaje de signos. Se siguió un protocolo solemnemente escenificado en el que no faltaron anécdotas, risas, aplausos, momentos divertidos e imágenes para la historia. Como el instante en el que el concejal de Vox, José Francisco Mateos, le entregó a Rubén Alfaro la vara de mando de Azaña, el presidente de la II República. Un formalismo regulado por la propia ley debido a que, al ser el regidor más veterano, le correspondía presidir la Mesa de Edad.

Sobre un escenario presidido por el escudo de Elda y la foto del Rey Felipe también se interpretó, con el auditorio en pie, el Himno de la Comunidad Valenciana y el Himno Nacional. Así se cerró un pleno en el que los líderes de la oposición -Fran Muñoz del PP; Paco Sánchez de Ciudadanos y José Francisco Mateos de Vox- emplearon un tono conciliador, de «manos tendidas», anunciando que fiscalizarán al gobierno pero apoyarán los proyectos que supongan progreso para la ciudad. El edil de EU, Javier Rivera, fue el único en dar su voto a Rubén Alfaro pero también el único en criticar la ceremonia. «Esto parece más una proclamación que una investidura y los eldenses nos han dado su confianza a la izquierda para conseguir un municipio mejor y no para hacernos fotos», censuró mientras los líderes de Cs y PP coincidieron en asegurar que quieren más a su ciudad que a sus partidos y esperan «que al alcalde le vaya bien porque así también le irá bien a Elda». Y con besos y abrazos se echó el telón.

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