Las marchas procesionales ocuparon ayer el lugar de los alegres pasodobles y las elegantes marchas moras de los primeros días de fiestas. La sobriedad de la procesión de San Antón puso el broche de oro a unas fiestas que pasarán a los anales de la historia.

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Han sido cinco días de intensa actividad y, a pesar del cansancio, fueron muchos los festeros que no quisieron perderse la Procesión en honor al santo de los Moros y Cristianos de Elda y así rendirle su pequeño homenaje. Eran las seis y media de la tarde cuando las campanas de Santa Ana repicaron anunciando el inminente inicio de la Procesión.

Con impecable puntualidad, y según lo previsto, la cruz de guía portada por festeras de la comparsa de Zíngaros abrió el acto seguida de los Embajadores Moro y Cristiano, David Juan y Alberto Rodríguez, así como los estandartes de las nueve comparsas. La seriedad y la solemnidad del acto impregnó las calles del recorrido: San Francisco, Pedrito Rico, Antonino Vera, Pemán, Dahellos, Ortega Gasset, Nueva y Colón.

Con la imagen del Santo ya preparada a las puertas de la Iglesia de Santa Ana, escoltada por una escuadra de Zíngaros, comparsa encargada este año de portar el trono del patrón de las fiestas, el bando moro fue el primero en procesionar. Una a una, las escuadras, capitanes y abanderadas salieron a acompañar a la imagen del Santo. Moros Realistas, Huestes del Cadí, Musulmanes y Marroquíes, con ese orden, participaron en el acompañamiento del santo. Los Estudiantes iniciaron la Procesión del bando cristiano seguidos de Contrabandistas, Cristianos, Piratas y Zíngaros al ritmo de las sobrias composiciones, en señal de respeto a su patrón.

Cerraron el acto, los presidentes de las comparsas, miembros de la Junta Central y su presidente, Pedro García, el presidente de la Mayordomía de San Antón, David Guardiola, los curas párrocos de la ciudad, el alcalde, Rubén Alfaro y la agrupación Santa Cecilia de Elda.

Con una gran palmera dibujada con fuego en el cielo acabó la Procesión. Comenzó entonces el Trasladado de San Antón a la ermita donde permanecerá hasta el próximo 17 de enero, el día en el que volverá a recorrer el casco histórico de Elda para presidir su hoguera.

La solemnidad de la Procesión se transformó en alegría. A ritmo de pasodoble, el santo volvió a su ermita. Las capitanías de los Moros y Cristianos de Elda precedieron el paso al Santo. Al son del pasodoble «Abanderada» de Antonio Candel Candel y letra de Francisco Tetilla desfilaron hasta la ermita.

Allí, centenares de festeros apiñados en la explanada y las calles adyacentes esperaban al patrón. Y finalmente, con paso rápido, sus porteadores llevaron al Santo hasta su lugar de residencia mientras no dejaba de sonar el pasodoble «A San Antón» de Octavio J. Peidró. Los allí congregados corearon la letra del pasodoble, haciendo hincapié en el «Que viva Elda y San Antón», sonaron los repiques de la «campanica» y los comparsistas de los Zíngaros le dieron tres vueltas a la talla antes de la despedida.

El canto de Idella es el momento mágico que abre las fiestas de Elda. La entrada del Santo a la ermita es el que las cierra. Otro instante cargado de una gran emoción.

Con la imagen en el altar, las capitanías acudieron a las sedes de las comparsas para cerrar las banderas hasta el próximo año. Aunque las fiestas de Moros y Cristianos acaban, el 75 aniversario pone un punto y seguido. En el mes de julio, los Moros Realistas y los Marroquíes de Elda serán los anfitriones de IV Congreso de Moros Viejos y Fundadores. También en septiembre y octubre están previstos actos como el Congreso sobre historia de Elda.

Una climatología sobresaliente para el 75 aniversario

El buen tiempo ha sido la tónica de los Moros y Cristianos de 2019 que ayer terminaron y que celebraron el 75 aniversario de las fiestas. Las temperaturas no bajaron de los 20 grados y en ocasiones superaron los 30. Los festeros agradecieron la buena climatología que les acompañó después de años en los que la lluvia hizo acto de presencia.

Por otro lado, apenas se contabilizaron incidentes. Tan solo algunos vecinos se quejaron de que un grupo de jóvenes, en la noche del domingo, destrozaron parte del panel floral realizado durante la Ofrenda.

Asimismo, el buen ambiente predominó en los cuartelillos, que fueron parte importante de la intensa, bulliciosa y divertida fiesta nocturna.