Los ramos de claves blancos del bando cristiano y rojos del bando moro destacaban sobre un cielo plomizo en la mañana del cuarto día de Moros y Cristianos de Elda.

Los Estudiantes dejaron en sus cuartelillos los libros y los lápices para iniciar el Desfile-Ofrenda de Flores a San Antón desde la plaza Castelar hasta la iglesia arciprestal de Santa Ana. Sobre la imagen del patrón de los Moros y Cristianos se fue formando un mural, en la fachada principal del templo, con el millar de ramos que las festeras de las nueve comparsa entregaban al finalizar el recorrido. También las abanderadas realizaron su ofrenda pero lo hicieron ante la propia imagen de San Antonio Abad en el altar mayor.

Este acto se viene celebrando tal y como se hace en la actualidad desde 1995 para mayor lucimiento de los cargos festeros. Mientras las campanas de la iglesia repicaban sin parar numerosas escuadras, y grupos de festeros y no festeros, aprovecharon el impás para inmortalizar las fiestas de 2019 con una fotografía junto a la venerada imagen de San Antón.

La mañana se alargó por el incremento de festeros y la Solemne Misa empezó con retraso cuando las capitanías terminaron de desfilar por el templo al ritmo de «Abanderada», el conocido pasodoble del maestro Antonio Candel. Bajo la sonrisa de San Antón comenzó una eucaristía cantada, que desde hace años interpreta el Coro de los Santos Patronos y la banda Santa Cecilia dirigidos por Mari Carmen Segura. Una liturgia que reúne a todos los párrocos de la ciudad y que en este año tan especial, el del 75 aniversario, ha tenido como predicador a Jesús Murgui, el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante. «Pidamos hoy que por intercesión de San Antón su corazón libre y santo nos mantenga cada día más unidos en una época de divisiones» predicó el prelado para recordar, a continuación, que el santo anacoreta «fue visto como un gran modelo de vida cristiana en los primeros siglos, y estos 75 años de fiestas en Elda en su honor es una buena porción de historia. Que Dios le conceda a esta ciudad muchos años más y que sepáis trasmitir a las nuevas generaciones el amor y la devoción por San Antón». Un culto que, según explicó Jesús Murgui, tiene su origen en el Pentecostés, que se celebra 50 días después de Pascua para que los cristianos festejen la llegada del Espíritu Santo sobre los apóstoles.

Finalizada la homilía las capitanías mayores e infantiles se hicieron la acostumbrada foto sobre el altar antes de protagonizar el alegre desfile de acompañamiento. De la calle San Francisco hasta Ortega y Gasset, desde donde cada comparsa se dirigió a su correspondiente sede para descansar y reponer fuerzas con el típico aperitivo de Moros.

Pero la mañana del cuarto día comenzó muy temprano. A las ocho de la mañana partió la Diana desde el castillo de Embajadas hasta Juan Carlos I desfilando las comparsas en bloque al ritmo de pasodobles toreros. Este acto, que en los primeros años tuvo escasa participación, aumenta cada primavera en festeros y ayer destacaron los 500 Marroquíes, que llenaron las calles de rojo y azul entonando el pasodoble «Pedro Díaz» para despertar a la ciudad tras una larga noche de marcha que hoy ya es historia.