Las fiestas de Moros y Cristianos hacen aflorar profundos sentimientos y propician momentos entrañables y de intensa emoción. Es la magia de una celebración que exalta la amistad, el amor, la convivencia y la empatía.

Son muchos los eldenses que por motivos de trabajo, estudios o avatares del destino han tenido que fijar su residencia lejos del Vinalopó. Pero durante los cinco días de junio siempre intentan regresar a su ciudad natal para reencontrarse con la familia, los amigos y los rincones más emblemáticos de su querida Elda.

Los atrae San Antón y sus fiestas de Moros y Cristianos. Cinco días de pequeños gestos y grandes detalles en los que acecha el amor y se derraman muchas lágrimas de alegría y emoción. Ya lo dice la canción: «¡Idella de mis amores!».