Los Moros y Cristianos de Elda ofrecen muchos momentos simpáticos, anecdóticos, hilarantes y estrambóticos. Más allá de los actos oficiales, la fiesta genera escenas e instantes de jarana y guasa. Como el que protagonizó el elfo Dobby cuando se aproximó a la tribuna para saludar al alcalde en el Desfile Infantil. O la de un grupo de Moros Realistas trasladando a otro mientras aprovechaba para echar una «cabezadita» en la plataforma del boato de la comparsa. O la de dos festeros haciéndose un selfie con un lata de berberechos. Pero si hay un festejo no oficial que concentra la ironía y el buen humor de la fiesta es, sin duda, la «Embajá de la calle del Marqués».