Espectacular. Así fue la Entrada Cristiana de Elda. Con un tiempo de lujo, marchas y pasodobles de nivel y miles de personas abarrotando el recorrido fueron dejándose llevar las escuadras, siguiendo las elegantes evoluciones de sus cabos, desde la plaza Castelar hasta Padre Manjón. Así transcurrió un festejo que se supera cada primavera y mantiene una participación masiva. Tanto en las cinco comparsas del bando cristiano: Estudiantes, Zíngaros, Contrabandistas, Cristianos y Piratas como en las cuatro del bando moro: Realistas, Huestes del Cadí, Musulmanes y Marroquíes.

En el año del 75 aniversario del resurgir de las fiestas Elda ha sido la comparsa de Estudiantes la encargada de abrir el triunfal desfile con un boato de libro, con cinco capítulos, para rememorar la historia de la celebración. Primero con un homenaje a la soldadesca -protagonizada por la comparsa Cristianos de Sax- como origen de todas las fiestas de la luna y la cruz. En segundo lugar con los recuerdos de infancia que Emilio Castelar, el ilustre político eldense que presidió la República entre 1873 y 1874, tuvo de los Moros y Cristianos allá por los años 30. De ahí la presencia de la Filà Zegríes de los Moros Fronterizos de Petrer, y de los obreros y miembros de la alta sociedad del siglo XIX. También se dio protagonismo a los eldenses más célebres de la época como Lamberto Amat, El Seráfico, Juan Rico y Amat, Ramón Gorgé, Francisco Laliga y el propio Emilio Castelar, que salió en carroza con el famoso león de su plaza. A continuación recreó la comparsa, con la colaboración del Grupo de Danzas de Pinoso, el baile alrededor de la hoguera de San Antón que animó a los eldenses a retomar sus fiestas en 1943. Y, por último, se rindió homenaje a los pueblos pioneros de Sax, Villena y Petrer. De ahí que una representación de sus festeros tuviera un lugar preferente en La Entrada formando un bloque único y raudo, que tuvo al frente a los experimentados cabos de los Estudiante de Elda y de los Moros Viejos y Nuevos de Villena: Rubén Alfaro, Miguel Victoriano Navarro «El Tito» y Nacho Rodes.

Tampoco se olvidaron de la foto en blanco y negro de 1944 donde se muestran los trajes prestados por los festeros de los tres pueblos. Una imagen realzada por un grupo de sirvientas que repartió a los espectadores 7.000 bolsas de las desaparecidas pipas Requena, conocidas como «pipas de Castelar» por mostrar el dibujo del monumento de su plaza.

En definitiva, un boato con mucha historia en el que tampoco faltaron los primeros Estudiantes de Elda. Una comparsa marcada por la conjunción de festeros y músicos como se puso en relieve con el «numerico» que un minibloque de Estudiantes, portando sus llamativos lápices, realizó a lo largo del recorrido con la complicidad de la Banda Los Claveles Alicante, cuyos músicos también lucieron su atuendo más antiguo.

La Entrada comenzó a las seis de una soleada tarde y los felices capitanes Estudiantes irrumpieron en la calle Juan Carlos I, a lomos de sus caballos, cuarenta minutos después recibiendo el cariño de un gentío entregado. «¡Voltereta, voltereta!» gritaban desde las tribunas mientras coreaban los nombres del capitán y la abanderada. Pero la primera voltereta se hizo esperar y fue una escuadra infantil la que decidió complacer al animoso público que lo agradeció con ovación. Una voltereta con 75 años de solera.