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Elda

El cierre de sucursales bancarias en Las 300 deja a cuatro barrios desatendidos

La merma del servicio afecta a más de 30.000 vecinos y los mayores son los más perjudicados

El peluquero Alfonso Busquier recordando el momento en el que se encontró los 2.000 euros en el cajero que una mujer dejó por error. ÁXEL ÁLVAREZ

El progresivo cierre de sucursales bancarias en el barrio Las 300 de Elda está dejando desatendido a un núcleo urbano de 30.000 habitantes y, de forma indirecta, a los distritos colindantes de San Francisco de Sales, Molinos de Félix y Avenida de Ronda.

En los dos últimos años Las 300 ha pasado de tener cuatro entidades financieras, con trabajadores que atendían directamente a los clientes, a quedarse con una sola dado que la otra sucursal que todavía permanece abierta solo ofrece servicio de cajero automático. Una merma que afecta especialmente a las personas mayores en un barrio donde más del 60% de los vecinos son jubilados o pensionistas. Muchos de ellos sufren problemas de movilidad y la mayoría tiene dificultades para realizar operaciones de extracción o ingreso de dinero en el cajero automático, lo que genera errores, despistes y situaciones de inseguridad con cierta frecuencia.

Un ejemplo de ello es el episodio vivido por Alfonso Busquier, muy conocido en el barrio por haber ejercido de peluquero durante 30 años. Se disponía a sacar dinero de un cajero y esperó a que una mujer octogenaria acabase su operación. Cuando le tocó su turno la máquina expulsó de repente 2.000 euros en billetes de 50 euros. «En un primer momento me sobresalté. Busqué enseguida a la mujer pero ya se había marchado. Así que cogí todo el dinero y lo entregué a los empleados de la sucursal explicándoles lo ocurrido», relata Busquier que recibió la felicitación del director por su noble acción. Posteriormente supo que los 2.000 euros los había ingresado la octogenaria para hacer una transferencia a su hijo que estaba estudiando en Barcelona. Pero se confundió y en el último paso de la operación pulsó la opción de cancelar en lugar de aceptar. Un error que le hubiera costado muy caro. Pero más peligro corren otros vecinos de avanzada edad que acuden solos y piden ayuda al primero que pasa por la calle, aunque sea un desconocido, y no tienen ningún reparo en revelarle el número secreto de su tarjeta para extraer dinero.

Todo ello hace que cada vez sean más los mayores de Las 300 y barrios próximos que optan por tomar un taxi para dirigirse al centro de Elda, a las calles Juan Carlos I o Padre Manjón, donde se encuentran las oficinas en las que son atendidos personalmente.

El pasado 10 de mayo cerraron en la avenida Alfonso XIII la última oficina que llevaba años dando servicio a cientos de clientes. «Todo esto nos preocupa porque vemos que va a más. Supone una pérdida que afecta a mucha gente y se ceba con los más vulnerables», destaca el presidente de la Asociación de Vecinos de Las 300 y Adyacentes. Juan Pérez Jover es consciente de que los bancos buscan rentabilizar sus recursos y potenciar la banca digital con el fin de incrementar sus beneficios. «Sabemos que es así pero los poderes públicos no deberían permitirlo y tendrían que velar por el bienestar de los ciudadanos», indica el representante vecinal aludiendo a los nuevos problemas que esta situación trae consigo: largas colas en los dos cajeros del barrio y saturación de clientes en la única entidad operativa. El Ayuntamiento de Elda es conocedor de la situación y desde el equipo de gobierno ya se han establecido contactos con los responsables de varias entidades financieras para buscar soluciones. Bien saben que es un problema que puede repercutir en el dinamismo social y en la actividad comercial.

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