Siempre he dicho que la autocomplacencia es un error grave en los dirigentes de cualquier institución, al igual que pensar que esto se hace así porque siempre se ha hecho y ademas no hay otra manera de hacerlo. Evidentemente, y en esto estaremos todos de acuerdo, no es así en ninguna parcela de la vida: personal, familiar, social, laboral, política, festiva... Si hablamos de esta última, que es la que toca por cercanía temporal, comprenderéis lo que intento decir, Las Fiestas de Moros y Cristianos, se deben comprender, celebrar y disfrutar sin perder sus esencias, permitiendo su evolución en el tiempo y con sus dosis adecuadas de innovación y creatividad.

La tradición no debe ser una cadena que lastre, si no una columna que sostenga, y alrededor de ella, dejar que la iniciativa de los festeros con respeto y sentimiento, adapten lo ancestral a la modernidad huyendo de los anacronismos y pensando que la Fiesta ha cambiado mucho desde sus inicios pero apenas nada en lo esencial. Cambian los lugares, los desfiles, los actos etc.pero siempre se ha hecho para dar mayor brillantez o motivado por la mayor participación de festeros. Aparecen mas comparsas, sedes, cuartelillos, se descubre la calle como lugar de convivencia, alegría, hospitalidad. Todo el pueblo vibra por la mas grande manifestación popular de Petrer...pero debemos cuidarlo.

A quienes corresponda, deben velar por las esencias y cuidar de enderezar las ramas cuando se tuercen, escuchar al festero, que no sólo paga, sino que es el principal protagonista, el que pone ilusión, esfuerzo, sentimiento y ganas de que todo salga bien. Analizar y conocer lo identitario, lo que nos hace únicos y engrandecerlo.Y aquí ponemos a la Rodela, el protagonismo de las Abanderadas o el magnífico Desfile de Honor. Hay actos que podrían revisarse y con poco mejorarían mucho como son la entrada de bandas, la retreta o los acompañamientos. La Plaça de Baix se ha quedado pequeña para alojar tanta emoción festera, las últimas comparsas no pueden acceder y la procesión debería recibir una especial atención. El alardo, guerrilla y embajada necesitaría una comisión especial con nuevas propuestas que las hagan mas participativas. Los desfiles, su orden, participación, seriedad y sus espléndidos cabos, son únicos; la bajada del Santo, especial, como tantos otros actos. Cambiar, actualizar, son verbos que deben utilizarse, a veces salen mal, pero la gran mayoría de veces hace que la fiesta avance y se agrande.

Pensemos que hace apenas una década no se hacía desfile infantil y hoy todo el pueblo desea que llegue ese domingo de mayo para enorgullecernos de nuestros hijos y los abuelos llorar y babear a partes iguales. El futuro de la Fiesta son ellos, pero será mas dichoso si lo vamos puliendo en las rugosidades y abrillantando en sus pilares.