Los lazos de la mili perduran con el tiempo y la Quinta del 84 de Sax es un buen ejemplo de ello. El domingo los quintos volvieron a reencontrarse en la Ciudad Deportiva para compartir un almuerzo de convivencia donde no faltó, por supuesto, el habitual repaso a las "batallitas" de los llamados a filas décadas atrás para cumplir con el servicio militar.

Las nuevas generaciones ya no saben lo que es la mili, ni conocen las costumbres con las que los mozos de los pueblos festejaban la "llamada a quinta" con 19 años recién cumplidos. Todos ellos se juntaban para recorrer las casas de la villa con los típicos capazos en los que echaban el dinero, la comida y la bebida con la que los paisanos les obsequiaban. Era el tradicional regalo antes de que cada uno partiera a su destino tras el sorteo de plazas.

Pues bien, muchos años después aquellos jóvenes -que hoy ya no lo son tanto- vuelven a reunirse porque la mili une mucho.