El vigilante del parque de montaña de Rabosa, detenido el martes por la Policía Nacional como presunto autor de la muerte violenta del gerente del bar-restaurante de Petrer, será trasladado hoy por segunda vez al Palacio de Justicia de Elda. El titular del Juzgado de Instrucción Número 2 optó ayer por prorrogar su detención para que los investigadores pudiesen practicar diligencias complementarias en busca de nuevas pruebas incriminatorias. Entre ellas, varios registros. En cualquier caso está previsto que a lo largo de esta mañana, tras pasar su segunda noche en los calabozos de la Comisaría, vuelva a comparecer ante el juez que lleva el caso y que, de momento, no ha tomado ninguna decisión.

El arrestado fue introducido en el edificio judicial a las 12.50 horas por la puerta de atrás. Con esta medida tan inusual como excepcional, la Policía Nacional quiso evitar que se produjera un altercado con la pareja y el hermano del fallecido, cuyo nombre era Fernando Millán Chocero, que estaban esperando la llegada del vigilante desde primera hora de la mañana. Tras dos horas en el juzgado, los agentes volvieron a jugar al despiste sacándolo de nuevo por la puerta de atrás para introducirlo esposado en el furgón con destino a la Comisaría.

Este diario ha podido conocer, por fuentes del entorno de la víctima, que el detenido y el fallecido estaban enemistados desde hacía años y habían mantenido varias disputas verbales subidas de tono. Al parecer, el gerente del bar detectó en varias ocasiones que le habían sustraído pequeñas cantidades de género e incluso 600 euros en metálico que guardaba en la planta superior del restaurante. En un primer momento sospechó de sus empleados, pero finalmente pensó que podría tratarse del ahora detenido. Entre otros motivos, porque tenía llave del local y ni la puerta ni las ventanas fueron forzadas en ningún momento. No interpuso denuncia pero, según han señalado las mismas fuentes, Fernando Millán decidió expresar sus quejas por éstos y otros hechos a los responsables del Centro Excursionista Eldense, como entidad propietaria del parque de montaña de Rabosa, para que controlaran a su operario y adoptasen las medidas disciplinarias oportunas si determinaban que había fundamento para ello.

Otro aspecto que llamó la atención del hermano de la víctima fue la insistencia del arrestado en señalar que la muerte había sido accidental.

El crimen se produjo sobre las seis de la madrugada del 23 de septiembre de 2017 en el recóndito paraje natural de Petrer. Fernando Millán fue asesinado en el momento en el que se disponía a retirar los pivotes del camino por el que se accede a la zona donde se encuentra el bar. Allí lo encontraron sin vida, tendido en el suelo, una hora más tarde las dos cocineras que acudían al restaurante en el coche de una de ellas. Como no había cobertura de teléfono móvil decidieron dar la vuelta para ir a la Comisaría. Pero apenas habían recorrido 200 metros cuando se cruzaron con el vigilante. Llegó en moto y mucho antes de su horario habitual -hechos inusuales que no pasaron inadvertidos para los investigadores- y fue él mismo quien accedió a las instalaciones del Centro Excursionista Eldense para pedir ayuda por el teléfono fijo.

A traición y por la noche

Posteriormente se quedó en el lugar del crimen junto al hermano de la víctima, José Emilio Millán, indicándole en varias ocasiones que la muerte pudo haber sido accidental por la caída de una piedra del ribazo próximo; precisamente la piedra supuestamente utilizada para cometer el crimen. Cabe recordar que la autopsia reveló una fuerte contusión en la cabeza, el pecho y una fractura en la pierna derecha. Tanta insistencia en un momento tan desgarrador y traumático llevó al hermano del fallecido a discutir con el arrestado por considerar esa versión completamente incoherente. De hecho, José Emilio Millán sigue manteniendo que el ataque fue premeditado y a traición en plena noche. Él cree que su hermano, que era un hombre valiente y de carácter fuerte, no tuvo opción alguna de defenderse, tal y como demostraría el hecho de que no mostrase evidencias de haber intentado repeler la agresión.

No le robaron la cartera donde llevaba la documentación y una pequeña suma de dinero para tener cambio en el restaurante pero, en cambio, sí le quitaron los 2.000 euros que siempre guardaba en el bolsillo delantero para realizar pagos en efectivo a los proveedores. A pesar de ello, la familia nunca ha pensado que el verdadero móvil del asesinato fuera económico. El ensañamiento, así como el lugar y la hora elegidos para cometer el asesinato, les llevó a mantener la idea de que el autor conocía perfectamente las costumbres de la víctima y buscaba vengarse.

La víctima era de Elda, tenía 57 años, estaba casado en segundas nupcias y era padre de un hijo de 29 años fruto de su primer matrimonio. No se le conocían enemigos de peso, adicciones ni problemas relevantes. El detenido es un eldense de unos 60 años, casado y con domicilio en Petrer que trabaja desde hace años como vigilante del refugio de montaña del Centro Excursionista Eldense. Tanto la muerte violenta del primero como el arresto del segundo han desconcertado a los vecinos de Elda y Petrer.