La picaresca española no tiene límites aunque, en ocasiones, sea chapucera. Muestra de ello es el estrafalario suceso acontecido hace unos días en un conocido salón de juegos situado entre los términos de Elda y Petrer.
Eran las 0.30 horas de la madrugada cuando a un chino de 59 años le dio el alto un hombre alto y delgado, que dijo ser un agente de la Policía aunque vestía chándal en lugar de uniforme. El ciudadano asiático acababa de salir contento y feliz de una casa de apuestas de la avenida de Madrid porque había ganado 300 euros en premios. Se dirigía a su domicilio, situado en el centro de Elda, cuando el supuesto policía le obligó a poner las manos arriba contra la pared para identificarlo y proceder a su cacheo.
El chino se quedó paralizado y no opuso resistencia. No había cometido ningún delito y tenía en regla el permiso de residencia, así que colaboró en todo momento pensando que se trataba de un funcionario de la autoridad que estaba inmerso en alguna investigación secreta o, simplemente, realizaba un acto preventivo en materia de seguridad ciudadana.
El problema es que, al desconocer el idioma español, tampoco podía preguntarle por los motivos del exhaustivo registro al que estaba siendo sometido en la misma puerta del salón de juegos. Un cacheo que finalizó cuando el presunto agente se metió dentro del pantalón los 300 euros que la víctima llevaba en un bolsillo de la chaqueta. Y a continuación, sin mediar palabra y sin empacho alguno, entró tranquilamente a la sala para apostarse el dinero. El ciudadano asiático se quedó varios minutos en estado de shock pero, al ser todo tan raro raro, decidió entrar también al establecimiento para pedirle que le mostrara la placa de policía y le devolviera el dinero. Lejos de hacerlo se puso violento e intentó huir del local llegando a forcejear con la víctima, que seguía pidiéndole explicaciones a gritos en chino mandarino. Al final consiguió salir a la calle y emprendió la huida a la carrera en dirección a El Campico de Petrer donde, tras 200 metros de persecución, logró escabullirse de su perseguidor aprovechando la noche para esconderse.
A partir de ese momento la víctima tuvo claro que había sido objeto de un vil engaño por parte de un caco que se había hecho pasar por policía. Regresó entonces al salón de juegos y llamó a un compatriota, que habla un correcto castellano, para que informara de lo ocurrido a los agentes de la Policía Nacional -estos sí eran verdaderos- que acudieron al lugar tan pronto como fueron requeridos.
Tras una rápida investigación el presunto autor de los hechos ha sido identificado, detenido y puesto a disposición del Juzgado de Instrucción Número 4 de Elda esta misma semana. Al buscavidas le constaban tres arrestos siendo menor y otros cuatro, habiendo alcanzado ya la mayoría de edad, por robo con violencia, ocupación de inmuebles, una reclamación judicial y malos tratos.
Y no ha sido el único engaño cometido estos días con ciudadanos extranjeros como víctimas. El pasado martes a primera hora de la tarde, en el exterior de un establecimiento de comida rápida de Petrer, se produjo el enésimo episodio del timo del tocomocho. Una pareja de escoceses de mediana edad firmó un documento de apoyo a la ficticia asociación de un hombre que se hacía pasar por sordomudo. Tras ganarse su confianza les pidió una pequeña cantidad de dinero como donativo y ellos le respondieron que tenían un billete de 50 euros. Entonces el timador les indicó por señas que iba a cambiarlo. Les dejó la hoja de firmas como muestra de que volvería. Pero ya no regresó.
Atracos y robos
También el miércoles en Petrer dos jóvenes con el rostro oculto atracaron un establecimiento de artículos del hogar ubicado en la calle Bassa Perico, junto al parque 9 d'Octubre. Fue poco antes de las doce de la noche cuando el único operario que quedaba dentro se disponía a cerrar. Los asaltantes esgrimieron un cuchillo de grandes dimensiones y una pistola -posiblemente simulada- para obtener un botín cercano a los 1.000 euros. Se llevaron todo el dinero que había en la caja registradora.
Y en el capítulo de robos en viviendas también cabe hacer mención a un suceso acontecido a las cinco de la madrugada del pasado martes en una vivienda unifamiliar de la calle Petrer de Elda. El propietario llamó al 112 porque, tras escuchar un fuerte ruido, había observado como un hombre accedía a la planta baja del inmueble, con una linterna, y alcanzaba el patio de luces. Los agentes comprobaron que una ventana lateral situada a dos metros del suelo se encontraba entreabierta, por lo dedujeron que el ladrón la había forzado tras escalar por la fachada para conseguir entrar en el domicilio. A pesar de las numerosas peticiones de las patrullas de la Policía Nacional y Policía Local para que se entregara, el presunto murciglero hizo caso omiso y optó por ocultarse en una habitación, agazapado entre láminas de madera y trastos viejos. Pero una vez en el interior del inmueble los policías fueron inspeccionando todas las estancias, una a una, hasta que dieron con el intruso. Se trata de un eldense de 43 años que, según las fuentes consultadas, se mostró agresivo y desafiante dirigiendo palabras despreciativas contra los funcionarios que lo arrestaron.
Tampoco los cuartelillos festeros se libran de los robos. Un eldense de 29 años también fue detenido el pasado miércoles por la Policía Nacional acusado de un robo con fuerza, cometido en un cuartelillo de la calle Fernando Bernabé de Petrer. Al arrestado, que está en libertad con cargos, se le acusa de haber forzado supuestamente la puerta del local para sustraer cuatro altavoces, una etapa amplificadora de potencia, un paellero de butano y una paella de acero negro con alcachofa.
