Elda pierde 1.270.000 euros para rehabilitar los bloques 2 y 5 - un total de 126 viviendas- del barrio de Las Trescientas en Elda. Dos años después de que se firmase un convenio entre el Ministerio de Fomento; la dirección general de Arquitectura, Vivienda y Suelo; la Conselleria de Infraestructuras; la dirección general de la Vivienda y el Ayuntamiento de Elda, el acuerdo ha quedado en aguas de borrajas ante la falta de financiación por parte del Ayuntamiento ya que no se computó euro alguno ni en el presupuesto municipal de 2018 ni en el de 2019. Ésta es la denuncia que ha puesto sobre la mesa el Partido Popular.

El acuerdo implicaba una inversión por parte de las tres administraciones públicas implicadas, que se complementaba con una aportación de los vecinos hasta completar los 2,362.000 euros que costaba la rehabilitación. Las aportaciones eran de un 35% por parte de Fomento, un 18,98% de la Conselleria de Vivienda y un 14,67% del Ayuntamiento (alrededor de 340.000 euros). El 31,35% restante debían aportarlo los propietarios. El convenio contemplaba fondos para una oficina de gestión y el realojo de los vecinos durante las obras.

Además de la lentitud en los trámites administrativos, que finalmente han abocado a la pérdida de la ayuda, los vecinos no terminaban de ver con buenos ojos la cantidad de dinero que tenían que invertir en sus inmuebles cuando la rehabilitación del primer bloque no costó ni un euro a sus propietarios.

El plan especificaba que las viviendas debían estar rehabilitadas el 31 de diciembre de 2018, pero debido a la demora de las gestiones por parte del Ayuntamiento, en agosto de 2018 se acogió a la prorroga del Plan Estatal de Fomento del Alquiler de Viviendas, la Rehabilitación Edificatoria y Regeneración y Renovación Urbanas 2013-2016, para que se ampliase el plazo de ejecución.

Además de la denuncia del Partido Popular, el grupo municipal de Izquierda Unida ya se hizo eco de la precaria situación de las viviendas y, en sesión plenaria, preguntó sobre el estado de los trámites que se estaban realizando.

En la respuesta realizada en el pleno municipal, el concejal de Vivienda, Amado Navalón, explicó que «dentro de las conversaciones mantenidas a distintos niveles, se ha considerado, que los acuerdos establecidos para la ejecución de 126 viviendas debía reducirse y que la actuación se realizase en un solo bloque (63 viviendas), por la entidad y operatividad de las obras a realizar». Este cambio de opinión significaba una modificación del acuerdo, que no se ha llevado a cabo.

Además, el edil señalaba en su escrito que con la Ley de Sostenibilidad Presupuestaria sumada a la Plan de Ajuste con el que se castigó al Ayuntamiento, la Concejalía de Urbanismo no podía asumir el coste de la obra y la de Vivienda no tiene competencia en rehabilitación. A todo ello se sumó la ausencia, el pasado año, de los Presupuestos Generales del Estado.

A este respecto, el portavoz del Partido Popular, Fran Muñoz, ha indicado que «al no existir los fondos municipales y no disponer de tiempo para ejecutar ya la obra, la subvención se ha perdido por falta de gestión del Gobierno local, que forman PSOE y Compromís».

Situación

Mientras tanto, los vecinos del barrio de Las Trescientas de Elda esperan desde hace nueve años que se inicien las obras de rehabilitación del segundo bloque.

Con más de 60 años de antigüedad y por la baja calidad de los materiales con los que se construyeron su precariedad es cada año más evidente. Los edificios adolecen de defectos estructurales y que provocan filtraciones de agua, humedades y por lo tanto, desprendimientos de los muros y los techos , tanto en el interior de las vivienda como en su exterior. Los pisos se encuentran un estado de grave deterioro tras años soportando humedades y grietas.

En 2016 comenzaron las reuniones para valorar el proyecto presentado por un estudio de arquitectos y una vez aceptado por los vecinos, que la reforma del bloque 2 comenzara su andadura. Más de 50 vecinos de Elda acudieron al centro cívico Severo Ochoa donde se abordó la rehabilitación. Allí, el arquitecto Antonio Marín, la concejala de Urbanismo, Pilar Calpena, y la de Servicios Sociales, Nieves López, expusieron el proyecto para su recuperación. La actuación en los cuatro bloques, que sigue pendiente, supera los cuatro millones de euros.

Este barrio de clase obrera donde la mayoría de sus habitantes son personas de edad avanzada y jubilados, corre el riesgo de caer en las garras de la marginalidad. Los pisos se venden baratos y las fachadas se encuentran muy deterioradas con signos de humedades y dejadez, a lo que se suma la gran incertidumbre sobre el futuro de las vivendas tras numerosas promesa de rehabilitación de los bloques II, III, IV y V.

El bloque reformado

Solo un bloque de los cinco con los que cuenta el barrio vio sus viviendas reformadas. Las obras del primero comenzaron en noviembre de 2007, cuatro años más tarde de lo anunciado. La rehabilitación se desarrolló a buen ritmo hasta que en julio de 2008 un grupo de obreros paralizó la obra por retrasos en el cobro de sus salarios a cargo de una de las empresas subcontratadas.

Finalmente, en octubre de 2009, once meses después de la fecha prevista y tras varias denuncias por parte de los partidos de la oposición en Elda, el Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVSA) y el equipo de gobierno entregaron las llaves a los propietarios.

Así, un vistazo rápido a los bloques del barrio eldense revelan las evidentes diferencias entre el bloque que ha sido rehabilitado y el resto. Una fachada más moderna, pintura reciente, balcones y galerías con materiales modernos y, sobre todo, ni rastro de humedad.

Distintas ideas para rehabilitar las viejas viviendas

Son muchas las ideas que se han puesto encima de la mesa a la hora de rehabilitar los bloques de edificios de Las Trescientas. Una de ellas fue la colocación de ascensores en las fachadas, que finalmente fue desechada. También Ciudadanos planteó una posible solución. El portavoz de este grupo municipal, Paco Sánchez, sugirió al equipo de gobierno formado por PSOE y Compromís la necesidad de demoler las viviendas y levantar dos torres de pisos de unas seis alturas que alberguen a los vecinos. Y así reorganizar y regenerar la zona para que se diese cabida a gran pulmón verde.