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Estabilidad

La Policía Nacional envía a Elda a cinco comisarios en ocho años

El traslado del actual jefe tras permanecer doce meses en el cargo confirma la tendencia histórica de una Comisaría de paso - La falta de arraigo y las menores posibilidades de ascenso motivan el éxodo

La Policía Nacional de Elda-Petrer, en la entrega de la Medalla de Oro. ÁXEL ÁLVAREZ

La Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Elda-Petrer se ha convertido en un destino de paso para los mandos policiales. Es una tendencia que se ha mantenido de forma continuada a lo largo de sus años 41 años de historia; desde que en octubre de 1978 la primera compañía llegó a la ciudad al frente de un capitán y se instaló, por paradojas del destino, en la antigua casa del Hogar del Camarada.

Los motivos de tantas idas y venidas son varios. Entre ellos, la ausencia de arraigo familiar en la comarca, las menores posibilidades de ascenso en la carrera policial y la falta de caché y de medios personales y materiales para quienes están acostumbrados a trabajar en comisarías de «Primera División» como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao o Sevilla.

Pero las cifras hablan por sí solas. En los últimos ocho años han pasado por Elda-Petrer cinco comisarios y en los últimos 38 años han sido un total de 11. Osea, es una comisaría de paso.

El traslado del actual comisario jefe, Pedro Andrés Montiel, que se marcha a la Comisaría de Lorca tras ser destinado a Elda-Petrer en enero de 2018, viene a confirmar un fenómeno que se repite desde que, en 1981, el comisario Faustino Vélez fue enviado por la Dirección General de Policía para hacerse cargo de la plantilla de Elda-Petrer. Cinco años después se marchó a Cartagena por petición propia y le sucedió Miguel Alcaraz, que se jubiló en 1991. Su plaza la cubrió en agosto del año siguiente Vicente Santos. Pero a los cinco meses también fue trasladado. En enero de 1993 el Ministerio del Interior nombró como nuevo comisario a Julio Álvarez, que dejó el cargo seis años después, en agosto de 1999. Su vacante fue cubierta en enero de 2000 por José Miguel Gómez aunque solo estuvo un año ejerciendo Un nuevo nombramiento llevó al madrileño José Luis Sanz Gómez a ocupar la jefatura de la Comisaría en enero de 2001. Un cargo que, al igual que su antecesor, ocupó solamente un año.

En enero de 2002 se abrió la etapa de mayor estabilidad con la llegada de Ignacio Gómez. El vasco permaneció al frente de la Comisaría durante nueve años y medio hasta que se jubiló en junio de 2011. A partir de ese momento se ha dado el periodo de mayor fugacidad entre los mandos policiales. Alberto Rubio no llegó a los dos años. Tomó posesión en enero de 2012 y se marchó a la Comisaría Provincial de Alicante tras ascender en septiembre de 2013 para desempeñar un destacado puesto en el área de Policía Judicial. Le relevó Luis Saldaña hasta que en enero de 2017 fue trasladado por ascenso a pocos meses de jubilarse y, a continuación, el Ministerio del Interior envío a Bartolomé Calvo, el mando policial que ostenta el récord de menor permanencia con cinco meses en la Comisaría de Elda-Petrer. Acudió procedente de la unidad policial de la Presidencia del Gobierno y regresó a la capital para desempeñar un puesto de responsabilidad en el Servicio Central de Escoltas. Y en la última etapa, mientras unos se iban y otros llegaban, el jefe de Seguridad Ciudadana, el veterano Francisco González Mañogil que también se ha jubilado recientemente, era el encargado de suplir el vacío ejerciendo las funciones de comisario accidental.

Pedro Andrés Montiel es el último eslabón de la cadena rodante de mandos de la Policía Nacional en Elda-Petrer. Se marcha con los deberes hechos al año de estrenarse como comisario. En enero de 2018, en la recepción que le ofrecieron los alcaldes Rubén Alfaro e Irene Navarro, aseguró «estar ilusionado con este puesto porque tanto Elda como Petrer son ciudades bastante tranquilas con un nivel de delincuencia bajo». No obstante anunció su intención de «rebajarlo un poquito más, aunque llegar a la delincuencia cero es imposible», dijo.

Entre los agentes fijos de la plantilla el éxodo de jefes se ha convertido en un proceso natural que observan con cierta indiferencia acostumbrados, como están, a tanto cambio. Pero las idas y venidas no se limitan a los comisarios. También siguen los mismos pasos la mayoría de los subinspectores. Sin embargo, la «peregrinación» no se extiende con el mismo impulso entre los funcionarios de la escala básica. Entre otras razones por el arraigo familiar ya que cada vez son más los agentes procedentes de Elda, Petrer y municipios vecinos.

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