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Villena

«Las aparadoras estamos hartas de ser las cenicientas del calzado»

Ella se ha convertido en la voz de las que tienen miedo a hablar y así denunciar la precaria situación que padecen

«Las aparadoras estamos hartas de ser las cenicientas del calzado»

La Asociación de Aparador@s y Trabajador@s de Calzado en el Alto Vinalopó ha tardado en fraguarse pero, finalmente, han conseguido constituirse. Nace a imagen y semejanza de otras que fueron pioneras en la provincia pero ellas se enfrentan a un sector, el de Villena, más empobrecido y en una situación de crisis que no termina de superar.

P ¿Qué reivindica la nueva asociación?

R Reivindicamos, sobre todo, que se nos reconozcan enfermedades laborales, el convenio y, por lo menos, que estemos contratadas. Estamos hartas de ser la cenicientas del calzado. No queremos trabajar doce horas a la semana, sábados, domingos y fiestas de guardar y que las horas nos salgan a dos euros poniendo las máquinas, agujas... poniéndolo todo.

P ¿Cuál es la situación de las aparadoras en este momento?

R Hay personas de 70 años que no pueden dejar de trabajar. Soportamos enfermedades derivadas de la posición que requiere el trabajo. Sufrimos de cervicales, de lumbares, problemas con el túnel carpiano. No se reconoce nada, llegamos a la vejez y no tenemos nada.

P En las ciudades donde existe este tipo de economía sumergida se comenta que «a ellas les ha venido muy cómodo estar en sus casas trabajando....»

R No es cierto. En los años 60 fue el boom del calzado y trabajábamos dentro de las fábricas. Pero cuando una mujer se casaba era un problema para la empresa, nos daban la dote y nos íbamos a casa. Éramos responsables del hogar, del marido, de los hijos y del trabajo. Es un sistema que se ha transmitido, se ha asumido y se ha normalizado.

P Ahora que el sector está en crisis a ustedes se les acusa de perjudicarlo y de ir en contra de los empresarios.

R No vamos en contra del empresariado. Vamos en contra de las injusticias. La crisis del calzado no es por culpa nuestra, sino porque el sector no es competitivo. La competitividad que precisa el calzado en los mercados la estamos pagando nosotras con nuestros sueldos de miseria. El sistema que vivimos lo conocen los políticos, los sindicatos y no han hecho nada. Nosotras queremos hacer zapatos, no hundir a las empresas, pero también queremos que se sienten todos y que se le dé una solución a esta invisibilidad que sufrimos. Pedimos un sistema justo.

P ¿Un ejemplo de esas injusticias?

R Conocemos muchos, hay casos de todo tipo. A algunas les han falsificado las firmas en sus contratos y no se hace nada. Hay personas que llevan desde los 13 trabajando, tienen 57 años, no han parado y solo tienen una década cotizada y no van a cobrar nada. Hay mujeres que trabajan en zulos, sin condiciones.

P ¿Por qué se consienten estas situaciones?

R Porque hay miedo. No puedes denunciar. Si lo haces ya estás tachada, ya no trabajas y necesitas trabajar. Nosotras no trabajamos sin medidas de higiene por gusto.

P ¿Cree que conseguirán que se cobren las jubilaciones?

R Nosotras vamos a intentarlo, lo tenemos todo perdido.

P ¿Qué medidas van a tomar?

R Queremos salir a la superficie y que se nos oiga en las instituciones. Nos hemos unido ahora porque estamos hartas, necesitamos que se nos vea, que se nos oiga.

P ¿En Villena hay una situación particular con respecto a la que se vive en Elda

R Creemos que es más precaria. El calzado de niño vive una crisis más aguda porque los niños llevan deportivos, que son más económicos. Hay secciones de aparado que se están llevando a fábricas de Fuensalida, Almansa, Catral, de Elda o de Elche. Nuestra realidad es distinta, no tenemos empresas grandes sino grupos pequeños y con unas condiciones salariales más bajas.

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