El Día 3 es el más grande de las fiestas de Moros y Cristianos de Sax porque es el día de San Blas. El patrón de la villa da sentido a una celebración en la que el pueblo se reencuentra con sus raíces y tradiciones, refuerza su identidad y recuerda a los que ya no están. Por eso los sajeños que por cuestiones de trabajo o estudios viven fuera sienten la llamada de San Blas y acuden a su pueblo natal para visitar a la familia, a los amigos, a la comparsa, recorrer las calles del casco antiguo y los cuartelillos, participar en algún desfile o festejo de arcabucería -si da tiempo- y asistir a la procesión del patrón.

Los hay que regresan aunque solo sea por un día o, incluso, por unas horas. En coche, en moto o en tren mientras sus familiares aguardan impacientes la llegada y preparan la «mejor comida del año» para recibirlos. Pero también los hay que toman vuelos desde el extranjero para estar en Sax en el día más grande de las fiestas de Moros y Cristianos. No hay distancias largas para las sajeñas y sajeños cuando el calendario marca el tercer día de febrero. Desde Francia, Bélgica, Alemania, EE UU, Emiratos Árabes, Inglaterra y del norte y sur de España... Todos sienten la llamada por muy lejos que se encuentren.

No es tarea fácil, aunque no se escatiman ni sacrificios ni esfuerzos. Francis Amoraga, su mujer Vera y su hija Iris son un buen ejemplo. Desde que siete años atrás se marcharon a Bélgica por motivos de trabajo solo han fallado una vez a la cita con San Blas. Dos mil kilómetros para venir y otros dos mil para volver en vuelo directo entre Bruselas y Alicante. Este año estarán en Sax cuatro días de los cinco de fiestas, aunque incluso cuando no disponen de tanto tiempo, el Día 3 no puede fallar. Es el momento del reencuentro con San Blas.