Responsables de la Conselleria de Educación aseguran estar a la espera de que «el Ayuntamiento de Sax acabe de completar el trámite para que desde el Gobierno valenciano se pueda adjudicar la inversión prevista y, de este modo, pueda comenzar el proceso de licitación de la reforma del colegio público Cervantes». Así se ha indicado a este diario desde el gabinete que dirige el conseller Vicent Marzà, de Compromís. Pero para ello es necesario que el equipo de gobierno de Sax, el bipartito que forman PSOE y Podemos y lidera el socialista Juan José Herrero, convoque un pleno municipal en el que se apruebe el inicio del procedimiento. Una decisión que permitirá a la Conselleria de Educación delegar las competencias de la tramitación burocrática de las obras por parte del Ayuntamiento.

Solo de este modo el Consell podrá adjudicar los 800.000 euros consignados dentro del Plan Edificant de la Generalitat Valenciana para que se acometan unos trabajos que la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del colegio Cervantes lleva esperando desde hace año y medio.

«Por nuestra parte -se ha indicado desde la Conselleria a este diario- ya tenemos la resolución firmada del secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, a la documentación tramitada para que se realice una rehabilitación integral de este centro público de Sax».

La respuesta de Educación a la pregunta formulada por este diario apunta, por tanto, al Consistorio como responsable del retraso que acumula el proyecto. Un desencuentro que los concejales de Contratación y Mantenimiento de Edificios Públicos, José María Espí y Máximo Gil respectivamente, e incluso la propia edil de Educación, Raquel Olivares, avivaron públicamente el pasado jueves al sumarse al paro de protesta convocado por la AMPA en el patio del colegio. De hecho, la concejala de Educación llegó a posar ante el redactor gráfico de este diario con un cartel que decía: «No más mentiras» en alusión directa a la Conselleria de Marzà.

Fue el primer acto reivindicativo de otros muchos que se van a realizar, y al mismo acudió un centenar de padres y alumnos para exigir la ejecución de unos trabajos que, según indicaron responsables de Educación a mediados de 2017, iban a ser contratados por «vía de urgencia».

Como ya se ha indicado, el edificio donde actualmente reciben clases 230 alumnos de Infantil y Primaria se construyó en 1936, fue utilizado como hospital militar hasta 1940, y desde entonces solo se ha sustituido la cubierta. Desde 1992 las únicas obras ejecutadas han sido actuaciones puntuales. Fue precisamente durante uno de esos trabajo, a mediados de 2017, cuando los albañiles descubrieron que las vigas de hierro del torreón central, donde se encuentra la entrada, las escaleras y los aseos, se encontraban corroídas por las filtraciones de agua. Con las catas posteriores los técnicos determinaron que la estructura estaba afectada, de tal modo que en septiembre de 2017 se apuntaló toda la zona impidiéndose el paso. Y así sigue en la actualidad debiendo entrar los alumnos y profesores a la planta superior a través de dos escaleras prefabricadas instaladas en ambos patios. Pero el centro requiere de una reforma mucho más amplia que también incluye la mejora de la accesibilidad, el acondicionamiento de la fachada interior, el gimnasio y el comedor así como el reforzamiento del torreón y los aseos, que siguen tan bloqueados como el proyecto.