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Villena

La expresidenta de las Cortes consigue trabajo en los talleres de la prisión

Milagrosa Martínez se adapta a la vida carcelaria en ocho meses y participa en todas las actividades para obtener beneficios penitenciarios

La exalcaldesa de Novelda durante un pleno de 2015. Áxel Álvarez

La expresidenta de las Cortes Valencianas, exconsellera de Turismo y exalcaldesa de Novelda, Milagrosa Martínez, ha comenzado a trabajar en uno de los módulos productivos de la cárcel de Villena. Fue ella quien solicitó poder acceder a este beneficio penitenciario, reservado a las internas que participan en las actividades y observan un comportamiento bueno y colaborativo.

La histórica exdirigente del PP ingresó en mayo pasado en el centro penitenciario Alicante II para cumplir los nueve años de prisión a los que fue condenada por el TSJ. El alto tribunal la consideró culpable del amaño de contratos durante el certamen de Fitur, dentro de la trama Gürtel del Partido Popular en la Comunidad Valenciana. Ocho meses después ha obtenido autorización de la junta de tratamiento penitenciario para formar parte del reducido grupo de presas que acuden a los talleres auxiliares de manipulado. Se encuentran ubicados dentro del propio módulo de mujeres pero son auxiliares de los principales, que se hallan situados en la zona de hombres. En ellos se realizan diferentes tareas manuales que van desde el montaje de perchas de plástico y accesorios de toldos y persianas hasta la fabricación de bolsas de cartón para regalo.

Mientras las empresas externas de los que dependen mantengan el nivel de pedidos, la expresidenta del Consell podrá acudir a trabajar de lunes a viernes, de 9 a 13 horas y de 15 a 19 horas, y percibirá un salario máximo de 400 euros al mes. Cantidad que, en cualquier caso, dependerá del número de horas que realice. También se podrá beneficiar de todas las ventajas recogidas en el régimen especial de la Seguridad Social para reos. Entre ellos prestaciones por maternidad, jubilación o protección por desempleo.

Fuente de liberación

El trabajo ya no redime la pena como ocurría antes, pero sí ayuda a los reclusos a mejorar sus condiciones a la hora de obtener permisos carcelarios, progresión de grado u otro tipo de beneficios penitenciarios. Un aspecto al que se suma otro de gran importancia para que la vida entre rejas no se eternice ni se convierta en un suplicio.

En la cárcel las horas pasan muy lentas, los días parecen meses y mantener la cabeza ocupada en cualquier actividad rutinaria se convierte en una fuente de liberación que, en este caso, también aporta una ayuda económica al recluso que trabaja para no depender, exclusivamente, de las transferencias económicas que familiares o amigos realizan a su peculio. Con el dinero que Milagrosa Martínez obtenga de su trabajo podrá costearse los productos de alimentación, el café o el tabaco que se puede comprar en el economato que hay en los módulos ordinarios.

Un pabellón «complicado»

Acudir a los talleres productivos también evita muchos de los problemas que suelen producirse en el patio durante los paseos de las internas. La población reclusa bien sabe que los momentos más comprometidos, los que propician agresiones, amenazas o extorsión, se producen cuando las celdas se abren y toca compartir espacios comunes. La falta de clasificación a la que está sujeto el módulo de mujeres también favorece que surjan conflictos que, ante cualquier roce o discrepancia menor, pueden acabar en incidentes graves. El pabellón femenino de la cárcel de Villena tiene la agravante de que, al haber solamente uno, todas las internas conviven en el mismo bloque. Tanto las primarias -como es el caso de la exalcaldesa de Novelda- como las internas multirreincidentes, peligrosas o sujetas a largas condenas. De ahí que las funcionarias de Alicante II lo definan como un pabellón «complicado» y sujeto a la misma problemática que los módulos de hombres.

Pasar inadvertida

Para Milagrosa Martínez las primeras semanas entre rejas no fueron fáciles. Cayó al «pozo» después de formar parte de la élite política como segunda máxima autoridad de la Comunidad Valenciana entre 2007 y 2011. Sin embargo le han bastado ochos meses para integrarse al «mundo taleguero» con un aplomo y una seguridad al alcance de muy pocos. Según ha podido saber este diario por fuentes de la prisión, hasta la fecha no ha tenido ningún problema regimental ni se ha visto involucrada en ningún incidente. Su carácter campechano y populista, su facilidad de palabra, su liderazgo innato y el arrojo que siempre ha mostrado le han llevado a ganarse el respeto del resto de las internas. Pero lo más importante es que ha aprendido, siguiendo su instinto o el consejo de un buen asesor, que lo mejor que puede hacer en la cárcel es pasar inadvertida. Y así pretende seguir hasta que recupere la ansiada libertad mientras comienza a soñar con su primer permiso carcelario. Es consciente, no obstante, de que la libertad condicional le queda demasiado lejos. Antes deberá cumplir tres cuartas partes de la condena. Casi siete años.

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