Proteger el rico patrimonio ferroviario que mantiene la pedanía de La Encina es lo que busca el Ayuntamiento de Villena con la solicitud realizada al área de Patrimonio de la Conselleria de Cultura para que varios inmuebles de esta zona sean declarados Bien de Relevancia Local como Espacio Etnológico de Interés Local. El alcalde de Villena, Javier Esquembre, subrayó el valor del patrimonio industrial de la pedanía de La Encina, que fue uno de los grandes poblados ferroviarios de España en el siglo XIX.
La declaración de Bien de Relevancia Local del intercambiador de agujas -la plataforma giratoria donde se daba la vuelta a las máquinas de Alicante-Madrid y València-Madrid-, el depósito de agua utilizado por las máquinas de vapor, las casas de los ferroviarios del Pabellón Norte y las antiguas escuelas, es el primer paso para garantizar la conservación de estos espacios. Por otro lado, Javier Esquembre, indicó que el Ayuntamiento solicitará al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) que ceda al Ayuntamiento dichos inmuebles para su custodia y conservación, con el fin de que en un futuro se puedan desarrollar acciones turísticas y recreativas en la pedanía, relacionadas con el tren.
La estación de La Encina fue construida en 1863. Alrededor de la misma creció el poblado ferroviario homónimo. De hecho la Fundación de los Ferrocarriles Españoles reconoce la pedanía de La Encina como uno de los 14 poblados ferroviarios puros que existen en España y el único en la Comunidad Valenciana.
La Encina inició su despegue poblacional en el siglo XIX con el inicio de la actividad ferroviaria, convirtiéndose en uno de los nudos ferroviarios más importantes de España con una población que superó los 1.200 habitantes. En 1970 comenzó el declive con la modernización del ferrocarril, que conllevó una disminución progresiva de la mano de obra y el consiguiente despoblamiento y cambio de hábitat de los trabajadores del tren y sus familias.
La Encina está a 18 kilómetros del casco urbano de Villena, junto a las provincias de Valencia y Albacete y viven en ella alrededor de unas 200 personas. En el siglo XX era conocida por ser uno de los nudos ferroviarios más importantes de España, situada en un cruce de caminos entre la Meseta y el Mediterráneo y rodeada de ricos terrenos de cultivo. No obstante, en 2017 los vecinos denunciaron el abandono de este lugar por la falta de inversiones municipales para mejorar las infraestructuras de la zona, además de protestar por el cierre del colegio por falta de alumnos. La declaración de varios inmuebles como Bien de Relevancia Local, supondrá un nuevo revulsivo a esta pedanía de Villena que se resiste a ser olvidada por el paso del tiempo.
