Seis menores del centro de acogida para inmigrantes de la Fundación Antonio Moreno de Villena se han dado a la fuga esta semana. Se trata de cuatro jóvenes argelinos y dos guineanos que se encontraban bajo tutela de la Generalitat Valenciana. El hecho se produjo el lunes y fue denunciado el martes. Tanto los motivos como la hora exacta de su desaparición se desconocen porque las puertas de la moderna residencia situada en la pedanía de Las Virtudes permanecen abiertas todo el día, salvo en horario nocturno.
La marcha de los seis jóvenes ha sido denunciada por los responsables del centro a las autoridades, y los diferentes Cuerpos de Seguridad del Estado los están buscando desde el martes.
No es la primera vez que menores desamparados llegados a España de forma irregular deciden abandonar el edificio de la Fundación Antonio Moreno voluntariamente. De hecho, durante los últimos meses se han producido al menos otras cinco fugas de menores. Pero en estos casos la Policía Nacional y la Guardia Civil consiguieron localizar a los huidos en perfectas condiciones y fueron devueltos a la residencia. Se desconoce si se les aplicó alguna medida disciplinaria porque, al tratarse de menores en régimen de tutela, ni desde la Conselleria de Bienestar Social ni desde el Grupo El Castillo -que gestiona este servicio- se ofrece información al respecto.
86 residentes
En el centro de Las Virtudes comenzaron a residir en el pasado mes de agosto 37 menores de 14 y 15 años procedentes del barco Aquarius, pero en estos momentos el número de refugiados es de 26. Son adolescentes que conviven con otros 60 residentes menores de 18 que también han sido enviados a Villena al carecer de padres o familiares en España que puedan hacerse cargo de ellos. Éstos proceden en su mayoría del saturado centro de acogida de la localidad valenciana de Buñol, y casi todos son inmigrantes del norte de África.
El mando de la tele
Hace ocho días este diario informó sobre la supuesta agresión de tres menores inmigrantes a un educador del centro, al que propinaron puñetazos y patadas tras una disputa por el mando de la televisión. Un altercado en el que medió otra educadora que también fue supuestamente amenazada.
Según las fuentes consultadas, era de madrugada y los adolescentes -de origen magrebí- tenían el mando de la tele, algo que no les está permitido tal y como establece el código que regula la convivencia en el edificio. El educador les pidió que se lo entregaran en varias ocasiones pero éstos se negaron iniciándose una discusión que subió de tono y acabó en la presunta agresión.
La primera medida que se decidió adoptar fue separarlos y unas horas más tarde uno de ellos fue trasladado al centro de acogida de menores Lucentum de Alicante. Sin embargo, al día siguiente también se fugó aprovechando una salida a la calle.
