Calles de tierra, desniveles sin protección, falta de accesibilidad, iluminación deficiente, basuras y ratas muertas, casas ruinosas y taludes a punto de derrumbarse junto a escombros, enseres y matojos. Es la imagen tercermundista que ofrece el marginal barrio de La Tafalera de Elda. «Una situación extrema generada por la falta de actuaciones sociales que es fruto de una dejadez y desidia mantenida durante décadas por los gobernantes», denuncian los representantes de Podemos. Tanto el secretario general local de la formación morada, Cecilio Esteve, como la concejala Mónica Hernández han recorrido el barrio junto al presidente de la Asociación Cultural Gitana, Luis Fernández, para comprobar su decadente estado.

Pero los problemas de La Tafalera no son meramente estructurales. También están acompañados de la problemática social que se deriva de la falta de recursos de sus habitantes, la venta y consumo de drogas y el alto grado de absentismo escolar. Para Cecilio Esteve «el Ayuntamiento de Elda debe ser capaz de dar respuesta a todos estos problemas, que son insostenibles». Y para ello propone un proceso de renovación del plan urbanístico de La Tafalera, mejorando sus infraestructuras de manera paulatina, a la par que se llevan a cabo actuaciones de carácter social, mano a mano con la Asociación Cultural Gitana y con la participación del conjunto de la ciudadanía, «en aras de una inclusión real, que empodere al colectivo gitano y proporcione un futuro estable para las futuras generaciones», dice Esteve.

Desde Podemos Elda se remarca la importancia que tiene generar tejido social, aprovechando el sentimiento de comunidad que existe en el colectivo gitano para tilizarlo como catalizador de un cambio real. El secretario general es partidario de emplear todas las herramientas disponibles y hace hincapié en la implantación de actuaciones educativas de éxito, como las comunidades de aprendizaje que ya se están comenzando a probar en algunos colegios de Elda y consiguen mejorar tanto los resultados académicos como la inclusión de las minorías en la sociedad. Por su parte Mónica Hernández advierte que el barrio se encuentra aislado, lo que acentúa su segregación. Mantiene además que la falta vías de comunicación con el resto de la población y la falta de accesibilidad, tanto de peatones como de vehículos, favorece que este tipo de emplazamientos urbanos se conviertan en guetos. Por eso es partidiaria de la apertura de calles y la creación de zonas de paso obligatorio. «Así se facilitaría la integración de La Tafalera dentro del tejido urbano, mitigando el estigma social que arrastran sus vecinos», subraya. Pero todo ello, en opinión de la edil de Podemos, debería encararse en el PGOU.