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Monóvar

Buscan a la familia de una víctima del nazismo para devolverle objetos robados

Imagen de archivo de un campo de concentración nazi.

Lo que para muchos supone un reloj viejo sin valor alguno, para otros supone el hilo con el que desenmarañar el pasado de aquellos a los que su tiempo se detuvo nada más poner un pie en el campo de concentración nazi de Neuengamme, en Hamburgo. Entre ellos, los combatientes antifascistas José Albert Pelbada, de Monóvar, o José Badia Agust, de Llíria. Ambos nombres aparecen entre los más de 3.363 casos documentados por el Servicio Internacional de Rastreo (ITS) alemán (catálogo que «El Confidencial» publicó hace apenas una semana) y con el que pretenden localizar a los descendientes para devolver los objetos robados.

Un interminable listado de nombres y fechas junto a los que aparecen relojes de pulsera, documentos de identidad, diplomas de la escuela, fotos antiguas, llaves, una pluma, un anillo de compromiso... Recuerdos arrebatados por las SS a su entrada en el campo y que ahora el ITS pretende devolver a los familiares.

Entre ellos, un reloj de pulsera de José Badia Agust. El martes, el Ayuntamiento de Llíria inició una investigación con la que pretende dar con el paradero de sus descendientes y devolverles la «memoria robada». Nacido en 1885, Badia ingresó en Neuengamme el 24 de mayo de 1944 con el «número de matrícula» 30.138. Más tarde lo trasladaron a Hamburgo, donde falleció el 30 de diciembre de 1944, un día antes de Año Nuevo.

Por su parte, José Albert Pelbada nació en Monóvar el 3 de noviembre de 1896. Junto a su nombre y sus datos aparece en el listado «documentos y un anillo». Son los objetos robados que ahora el ITS pretende devolver a sus descendientes. Procedente de la prisión de Compiègne, fue deportado al campo de concentración de Neuengamme el 24 de mayo de 1944, con el número 31.277. Trasladado a Farge, murió en este otro campo el 23 de enero de 1945.

Fue en 2016 cuando el Servicio Internacional de Rastreo impulsó la campaña con la que localizar a los descendientes de los combatientes antifascistas de la Segunda Guerra Mundial que acabaron deportados en algún campo de concentración nazi. A pesar de registrarse unos 90.000 españoles deportados (700 de ellos de la Comunidad, de los cuales lograron sobrevivir unos 300), las barreras para el cumplimiento de la Memoria Histórica en España provocaron que no fuese hasta ahora cuando se diese inicio a la búsqueda de familias. Entre otros, gracias a la investigación de historiadores como Antonio Muñoz o de Blas Mínguez, presidente de la Asociación Amical Mathausen de València.

«Estábamos acostumbrados a que los objetos robados en los campos de concentración fueran dientes de oro, alhajas... Pero para las víctimas del nazismo un simple mechero lo es todo», relata Mínguez. Estas afirmaciones las hace en relación a la respuesta que dio el entonces jefe de la «Sicherheitpolizei» Heinrich Himmler a la petición de la Cruz Roja alemana en 1942 de devolver a los españoles asesinados las pertenencias robadas. Himmler refirió entonces que ninguno de los objetos de los fallecidos suponía un «legado importante» para la familia por lo que no iniciarían los trámites para la devolución de los bienes.

Ahora el ITS lanza, además, una campaña en Twitter con el hashtag #StolenMemory para lograr una mayor visibilización. Se han llegado a entregar hasta 210 objetos, pero de momento quedan 400 objetos de dueños sin identificar.

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