El «comepájaros» ha fallecido y con su muerte parece haberse resuelto el misterio. Fue el eldense Rafael del Río quien captó hace un par de días, con su teléfono móvil, el cadáver de un gavilán adulto sobre la acera de la calle Novo Hamburgo, en el barrio de Caliu de Elda. "Presentaba un fuerte golpe en la cabeza, seguramente de origen fortuito tras algún lance de caza ya que en ese lugar se junta el tráfico con un buen número de palomas", comentó a través de las redes sociales y confirmó posteriormente a este medio.

Pues bien, la imagen difundida acaba de ser reconocida por la dueña de tres periquitos que en marzo de 2016, tal y como este diario publicó, sufrieron el ataque de un ave rapaz de gran tamaño que ya había matado a decenas de jilgueros, canarios, periquitos y verderones. Episodios esporádicos que se produjeron en Elda, y también en la vecina localidad de Petrer, tras arremeter el "comepájaros" contra las aves domésticas que se encontraban enjauladas en los balcones, azoteas o terrazas de las viviendas.

Los expertos consultados en aquel momentos apuntaron la posibilidad de que se tratara de un cernícalo que había desplazado su campo de acción desde la Sierra del Cid a los núcleos urbanos más próximos.

Al repetirse los ataques, los propietarios de aves domésticas de Elda y Petrer comenzaron a tomar precauciones para evitar que sus pájaros corriesen la misma suerte que los tres periquitos de María Rico Cantó, la vecina del barrio de Nueva Fraternidad de Elda que ha sido la persona que ahora ha reconocido al gavilán muerto como una rapaz de las mismas características que acabó con la vida de sus tres periquitos.

De San Francisco a Nueva Fraternidad

Pero en el primer trimestre de 2016 hubo más ataques. El primero ocurrió en el ático de un bloque de pisos del barrio de San Francisco de Elda. Los dueños de una pareja de periquitos los encontraron muertos dentro de la jaula y observaron a un pájaro de gran tamaño revoloteando por la zona. Al parecer intentó sacarlos de la jaula para comérselos y, aunque no consiguió su propósito, sí acabó con sus vidas.

El segundo ataque del que se tuvo constancia -aunque fueron muchos más- tuvo lugar en el balcón de un cuarto piso del barrio Nueva Fraternidad de Elda, muy cerca del instituto Azorín de Petrer. En este caso resultó herido uno de los dos periquitos. Se llamaba Piki, tenía tres años y su ala izquierda estaba parcialmente arrancada. «Lo estoy curando con metadine y parece que se va recuperando pero el pobre no gana para sustos porque es la segunda vez que le pasa algo así», relató entonces María Rico Cantó recordando que un año antes, en 2015, la misma rapaz ya le había arrancado la pata derecha a Piki y matado a Roki, el otro periquito con el que compartía jaula.

En busca de alimento

Pero la historia del «comepájaros», tal y como lo "bautizaron" los afectados, no es nueva. En 2007 este diario ya publicó que lo que entonces se creía que era un cernícalo, un Falco tinnunculus, se había convertido en una pesadilla para los propietarios de aves domésticas de Elda y Petrer. En tan sólo dos años logró matar a varias decenas de jilgueros, canarios, periquitos y verderones a los que cazaba dentro de sus jaulas tratando de extraer sus cuerpos para poder alimentarse.

Diez años después todo parece apuntar que el "comepájaros" era el gavilán fallecido hace unos días. Un ejemplar fuerte y sano que podría estar anidando en el PERI del Vinalopó de Elda, donde tendría garantizada el agua, a través de las charcas de los jardines, y el alimento por medio de las numerosas palomas que habitan la zona verde del cauce del río.