Las aparadoras de Villena se han aliado para dar una mayor visibilidad a un trabajo que, en un alto porcentaje, realizan en casa, sin contratos ni derechos. No todas ellas desempeñan las tareas del calzado en sus hogares. Otras acuden a grupos de aparado -que en algunos casos son semiclandestinos - o sufren el rigor de una industria que les ofrece puesto de trabajo con condiciones draconianas. De una manera u otras, todas ellas son o han sido víctimas de la economía sumergida.
Así, las de Villena se han visto reflejadas en el espejo de las de Elche y se han lanzado a la aventura de crear la Asociación de Aparadoras y Mujeres Trabajadoras del Calzado de Villena que, como la de las ilicitanas, tiene el objetivo de visibilizar a las empleadas del sector. Ahora están en el proceso de recoger el nombre y el número de teléfono de las que quieren pertenecer al colectivo con el objetivo de crearla en una próxima reunión, que realizarán antes de que finalice el año.
Las de Villena siguen los pasos de las ilicitanas y cuentan con el apoyo de las camareras de planta de los hoteles, conocidas como las «kellys» y de las de la Vega Baja. Todas están creando un fuerte entramado para hacerse oír ante las Administraciones. Son mujeres que sufren el maltrato de los sectores en los que trabajan y que han dicho «hasta aquí hemos llegado». Aunque inicialmente las integrantes de la asociación son mujeres, no descartan integrar a hombres.
En Villena, el primer paso lo han dado tomando la plaza de Santiago y dejándose ver, y allí es donde se recogieron las primeras firmas para crear la agrupación. La mayoría de ellas no cuentan con cotización alguna en la Seguridad Social y ven cómo se acerca la edad para jubilarse. Ese es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan, aunque tampoco tiene derecho a bajas laborales o a pensiones por enfermedad a pesar de las dolencias que sufren como el túnel carpiano o la artrosis.
«Si yo paro, tú no andas». Es su lema. Es el mismo que el de las de Elche y así se encuentran con un camino allanado. Pero el calzado en Villena está en peor situación. El calzado infantil sigue retrocediendo en ventas y cada vez son más los periodos en que las fábricas dejan de trabajar por falta de pedidos.
La mala situación afecta a todas las aparadoras, a la que tienen contrato que cada vez cotizan menos a la Seguridad Social, ya que han pasado de ser indefinidas a fijas-discontinuas, y a las que trabajan en casa, que pasan meses sin que las tareas le lleguen y, por lo tanto, sin ingresar un euro.
