La Cremà de las Fallas de Elda puso el broche de oro a cuatro días de celebraciones que han vivido con especial intensidad la Fallera Mayor, Ana Ruano, junto a la infantil Lucía Plaza. Unos festejos marcados por la lluvia, que parece no querer perdérselas ningún año. En 2017, los falleros también estuvieron pendientes de la climatología.

Los dirigentes de las comisiones falleras y de la Junta Central de Fallas pasaron un sábado de incertidumbre ya que la lluvia hizo acto de presencia en la madrugada del viernes y no cejó hasta la siete de la tarde, cuando se tomó la decisión de realizar la Ofrenda.

Sin embargo, el domingo por la mañana el colorido y alegría de las Fallas tomaron las calles de Elda con más ganas de fiestas. Algunas de las actividades que se aplazaron el sábado por la mañana se lograron celebraron el domingo.

A las once de la noche comenzó la Cremà de la Falla Oficial y seguidamente ardieron el resto de monumentos de los distintos barrios. Estaba previsto que a la una de la madrugada quemara la Falla Huerta Nueva, comisión que se llevo el primer premio en la entrega que se celebró el viernes por la tarde en el salón de plenos. Así como la infantil premiada, la de la Zona Centro, lo estaba para las doce de la noche. Tanto las Falleras Mayores como sus Damas de Honor presidieron el momento en el que las mejores obras efímeras de 2018 eran pasto de las llamas.

Así, la ilusión de todo un año quedo reducida a cenizas. Muchas lágrimas se derramaron anoche delante del fuego, y hoy la ciudad recupera el pulso de la normalidad tras cuatro días de celebración que comenzaron el miércoles con el pregón de la actriz eldense Olga Sanchiz, la posterior Crida y la Plantà de la Falla Oficial. Pero el programa festero también ofreció ayer otros momentos memorables. La entrañable Cremà del monumento fallero de la Residencia El Catí al mediodía y la posterior mascletà, que se celebra en la rotonda de las Fallas de Elda, encargándose las Falleras Mayores de prender la mecha mientras sus Damas de Honor encendían los avisos.

También se guardó un momento para la faceta más religiosa de la fiesta y los falleros junto a la Mayordomía de San Crispín y San Crispianiano organizaron la procesión a los patrones de las fiestas del fuego desde 1989. Esta comenzó y finalizó en la parroquia de la Inmaculada recorriendo las calles principales de Elda. Hoy toca guardar faldas, mantillas y chalecos pero las ilusiones falleras resurgirán a partir de mañana y en el que la Junta Central de Fallas empezará a preparar las de 2019.