Pinoso se recupera este viernes de los estragos que la tormenta dejó el jueves en el casco urbano por espacio de tres horas. Un periodo de tiempo que para muchos pinoseros se hizo eterno porque se registraron 65 litros por metro cuadrados que "despertaron" dos ramblas, la de Raspay y la del Paredón- que llevaban más de 30 años sin confluir al mismo tiempo a su paso por la localidad.

La avalancha de agua obligó a la Guardia Civil a cerrar el acceso al casco urbano, impidió la circulación de vehículos y el paso de personas por varias calles, provocó apagones de luz, dejó dos vehículos bloqueados en el Badén de Rico Lucas, inundó bajos y viviendas, derribó árboles y anegó de agua y barro un restaurante de la plaza Colón y la escuela infantil.

Pero el momento más angustioso se produjo cuando un rebaño de 600 ovejas se quedó aislado por el agua en un bebedero situado al final de la calle Calderón de la Barca.

La zona se estaba inundando y el ganado se refugió de forma instintiva en un carrizal. Pero el nivel del agua seguía creciendo peligrosamente y la fuerza de la corriente era cada vez mayor.

Así que el pastor optó, con la ayuda de numerosos vecinos entre los que se encontraba el alcalde Lázaro Azorín, por trasladar a sus ovejas a un lugar más seguro llevándolas, una a una, a través de la extensa laguna que había formado la avenida de la rambla. Una decisión que salvó al rebaño aunque una decena de animales terminó muriendo. Al lugar también acudió el veterinario y el rebaño fue trasladado a un recinto municipal seguro situado en la antigua depuradora de aguas residuales.

Lázaro Azorín ha agradecido a todos los vecinos de Pinoso su implicación, colaboración y su comportamiento solidario en un momento tan complicado. "Fue una respuesta ejemplar que me enorgullece como pinosero", ha querido destacar.