Avispas de la especie Vespula germanica o chaqueta amarilla han instalado un panal sobre la lápida de un nicho del cementerio municipal de Sax y varios visitantes ya han sufrido los efectos de sus picaduras o mordeduras. Este himenóptero de origen mediterráneo tienen un aguijón liso en la parte final de su abdomen y al picar inocula un veneno de muy alta toxicidad, que en los seres humanos puede producir desde una ligera hinchazón hasta un shock anafiláctico. Además, a diferencia de las abejas, no pierden el aguijón en el momento de picar, por lo que una misma avispa puede atacar varias veces a su víctima. Y eso fue precisamente lo que le pasó al mediodía de ayer al redactor gráfico de este diario, que recibió tres dolorosas picaduras al acercarse al avispero para fotografiarlo.
De la existencia del panal se tiene conocimiento desde finales de julio. Pero ayer seguía en el mismo lugar a pesar de que los familiares de los difuntos que yacen en el nicho ya solicitaron al Ayuntamiento, a principios de agosto, que lo eliminara para no correr riesgos cuando visitan el camposanto.
Aunque las avispas son insectos beneficiosos para los jardines, el lugar que han elegido para hacer su panal puede resultar peligroso. En estos casos los expertos apuntan varias fórmulas para acabar con el problema como el uso de insecticidas para rociar el avispero con un aerosol o bien con el agua de una manguera, que es una opción menos agresiva pero menos efectiva. También se las puede ahuyentar con humo, aunque solo es una opción disuasoria porque es muy probable que las chaquetas amarillas vuelvan al nido a las pocas horas.
El método más eficaz es quemar el panal. Pero en este caso se descarta por razones obvias.