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Villena

El salvamento de la monastrell

Un proyecto vitivinícola recupera los viñedos de mayor calidad de esta variedad autóctona que se encontraba en regresión

El salvamento de la monastrell

Son estoicas. Soportan temperaturas de más de 40 grados en verano y de menos de 7 grados en invierno. Son cepas con retorcidos troncos de vid coronados de hojas verdes y con unas raíces viejas y profundas, que exprimen a las tierras de secano todo su carácter. Son las más antiguas del lugar porque las viñas de la uvas monastrell se arrancaban conforme perdían rendimiento y en su lugar en los campos de Villena se plantearon variedades como cabernet-souvignon, merlot o sirac. Era la moda de los años 90.

Después de ser denostadas por su alta graduación a la hora de elaborar vinos y por su pobre envejecimiento en barrica, la bodega cooperativa Las Virtudes apostó por ellas, por la defensa del territorio y la herencia agrícola. Así diseñó el programa «Patrimonio Monastrell». Un proyecto que se basa en la tradición, el paisaje y la sostenibilidad.

Rescatar estas cepas, que estaban sentenciadas es uno de logros de «Patrimonio Monastrell» pero también lo es mantener la producción más tradicional con recogida a mano seleccionando, en el mismo bancal, las uvas que merecen la pena conservar y las que no. En las fincas las polvorientas hileras de cepas semienterradas en el suelo, plantadas en vaso propician el mismo paisaje que vieron durante siglos los antiguos moradores del término municipal y que había cambiado por las cepas engarzadas en espalderas para mecanizar la vendimia.

Desde la bodega se indica que «se ha desarrollado la estructura de control necesaria en campo, en cosecha y durante la elaboración, para ofrecer vinos autóctonos, de alta expresión, vinos de paraje conectados con el paisaje.

La producción de las viñas de monastrell es menor, no hay riego por goteo y la degradación del medio y de la tierra es mínima. Las cepas de mayor producción requieren más abono, más riego y corren un mayor riesgo de enfermedades y de podredumbre.

La cepa de esta variedad es muy alta y está muy aireada y el pampa suele subir hacía arriba con lo que ella sola se protege y los tratamientos son mínimos. Únicamente se le trata con un poco de prevención con azufre y cobre.

La vendimia es manual escogiendo los racimos con más delicadeza, con más selección. El ingeniero técnico, Juan Huerta explica que «así llega a la bodega en condiciones para tratarlo bien y hacer un producto de calidad, de gama alta». Además se almacena en depósitos de 20.000 kilos y es separada la uva de cada parcela. El objetivo final es crear un buen vino. Y en este camino, desde la bodega de Villena se han elaborado dos caldos, Patojo y Casa Ritas.

La monastrell es una viña que está presente en toda esta zona mediterránea, concretamente en Alicante, Yecla, Jumillla y Almansa. Es una variedad que ha perdurado a lo largo del tiempo porque es muy dura y aguanta la climatología extrema y la sequía.

Huerta apunta que «no voy a hacer un cabernet mejor que el que se hace en Burdeos, pero el monastrell lo tenemos sólo aquí y encima es bueno».

Desde la dirección técnica de la bodega se han localizado las parcelas en la que perviven las viñas más longevas. «Hemos hablado con los agricultores y les hemos asegurado un precio más rentable, que lo que se le pagaba antes» indica el ingeniero.

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