Las obras se paralizaron cuando finalizó la fase de excavaciones arqueológicas. El presupuesto total es de 453.956 euros, aportados íntegramente por la Conselleria de Cultura. Dos años después de que la Generalitat Valenciana sacara a licitación la intervención y que el Ayuntamiento entregase las llaves a la adjudicataria, sólo se había ejecutado un 7% de la actuación arqueológica. Fue entonces cuando se abandonó la actividad. Desde la Concejalía de Patrimonio se apuntó hacia la gestión del PP, que adjudicó «in extremis», unas semanas antes de las elecciones municipales, la intervención. Navalón siempre ha mantenido que la empresa asumió la obras con una «baja temeraria», después de presupuestarla en 400.000 euros, cuando los técnicos aseguraban que se necesitaría el doble para llevar a buen término la actuación.