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Nuevo Hijo Predilecto de Elda, empresario, mecenas y pintor

«Elda ha cambiado muchísimo, a veces para prosperar y otras para minorarse»

Planelles reúne en su persona diversas facetas, que le avalan como merecedor del máximo honor para un eldense

«Elda ha cambiado muchísimo, a veces para prosperar y otras para minorarse» áxel álvarez

El nuevo Hijo Predilecto de Elda se mueve entre sus cuadros de figuras geométricas como se paseó por su empresa Textilín entre tejidos para el calzado, en su faceta de empresario, o como lo hizo en el mostrador de la tienda de su padre siendo un niño. A sus 86 años, Joaquín Planelles se muestra interesado por el devenir de su ciudad natal aunque el alma sigue siendo joven para idear proyectos que hagan que Elda avance, su estado físico no es el mismo que cuando llevo adelante la fundación del Club Balonmano, el Club de Campo, la rehabilitación del Casino o su faceta más política, como concejal con sendas corporaciones de los alcaldes Antonio Porta y Francisco Sogorb.

¿Cómo se le comunicó su nombramiento como Hijo Predilecto de Elda

Fue una sorpresa. No me imaginaba que yo tenía méritos suficientes para alcanzar esa titulación. El alcalde llamó a la familia con la excusa de que tenía que hablar con él de unas cosas menores. Aparezco en su despacho y me encuentro allí a la familia, nietos incluidos. Fue para mí un impacto y totalmente inesperado.

Joaquín Planelles ha estado presente en muchos de los hitos de la vida social de Elda

Mi padre tenía una tienda de tejidos junto a un hermano, heredada de mi abuelo Joaquín, y yo he vivido pegado a un mostrador y eso conllevaba una relación social con mucha gente. Saludos a distancia y besos de cerca y eso me hace muy sociable. Esa manera de ser me ha guiado y me ha llevado a hacer lo que he hecho. No considero tan importante ser así.

Su faceta como pintor es cada vez más relevante. Sin embargo, los artistas suelen ser más introvertidos que sociables. No es su caso...

Para mi hay una unión entre el arte y la sociedad. El pintor pinta para los demás y espera la opinión del público.

¿Existe un déficit cultural en Elda?

Por lo menos en mi entorno noto una falta de interés, tanto oficial como social, y de atención a la práctica de la cultura. Elda adolece de una sala de exposiciones, y la ciudad no se merece esto.

La pintura no es la única de sus aficiones. También es un entusiasta del deporte...

El deporte también es una actitud muy sociable y mis contactos con él han sido importante. Alguna vez me han preguntado si podría ayudar y eso me ha dado la oportunidad de echar un mano y de poder impulsar el Club de Balonmano masculino o participar en alguna otra iniciativa.

¿Existe mucha diferencia entre la sociedad eldense de su niñez y la actual?

Una de las criticas que se puede hacer es que abunda la indiferencia en el trato personal. Aquel trato cercano y el pellizco detrás del mostrador han desaparecido.

¿Elda ha cambiado mucho?

Elda ha cambiado muchísimo. En unas cosas para prosperar y en otras para minorarse. Como todo ser o ente social ha evolucionado. No es la que era.

También ha tenido junto a su empresa Textilín un puesto de relevancia en el sector del calzado. ¿Cómo ha evolucionado él?

Ha sufrido una fuerte variación. No se ha empeorado el tipo de producto, porque el que se hace en Elda es inimitable. Sin embargo, el tipo de actitud comercial, la lentitud en producción nos ha llevado a una competencia que ha provocado unos rechazos a las producciones locales. Hay una serie de desarrollos que nos han hecho cambiar.

¿Para mejor o para peor?

Hay restas y hay sumas.

¿Se mantiene el carácter emprendedor del eldense?

Hay un problema generacional. La sociedad exige una preparación que distrae de la cuestión industrial. Hay más un interés por la titulación y esto trae consigo un alejamiento de la empresa. A pesar de aplaudir el conocimiento, el saber y la titulación universitaria, me gustaría que hubiera un regreso de los jóvenes y que no olvidáramos que tienen un importante porvenir en el calzado.

También impulsó la reforma del Casino Eldense

Antes se presumía de ser socio del Casino pero han cambiado las costumbres. Lo que no era tolerable es que un casino se cayera a pedazos junto a la falta de socios. Y se reconstruyó con la ilusión de abrir las puertas que estaban cerradas.

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