Francisco Sánchez fue toda una institución en la Elda de principios del siglo XX. Era uno de los dos guardias urbanos de los que disponía la ciudad para mantener a raya a cacos y maleantes durante la Dictadura de Primo de Rivera de los años 1923 a 1930.

Por su porte, pulcritud, rectitud y uniformidad le dieron los eldenses el apodo del «Tío Chulo». Incluso le dedicaron una canción de la que solo se conoce una estrofa que se ha trasmitido de generación en generación, por tradición oral, desde hace casi un siglo. «Ya baja el Tío Chulo por la calle Castillo...», que era precisamente la calle dónde vivía. Fue un guardia muy respetado y gozó de buena fama entre los honrados, por su celo en mantener la ley y el orden, pero también entre los delincuentes por cumplir con su cometido con responsabilidad pero sin abusar de la vara de la que nunca se separaba. Un bastón de mando que todavía conservan en buen estado sus descendientes de Elda.

Según ha explicado Ximo Rico, fundador y presidente de la Asociación Amigos del Castillo de Elda, se da la feliz circunstancia de que Paco Sánchez el «Tío Chulo» era el bisabuelo de Ana María Busquiel Albertos, socia y vocal de la entidad, la cual todavía conserva de su familia un fragmento de la vara de la que hizo uso el guardia urbano más famoso del pueblo.

Un dato desconocido hasta la fecha que ha llevado a los Amigos del Castillo de Elda a indagar en su pasado y elaborar su árbol genealógico. Pero han querido ir más allá y también han «buceado» en los archivos del Cefire de Elda que contienen numerosas fotografías históricas de la ciudad. Y entre cientos de imágenes de principios del siglo XX han encontrado al «Tío Chulo» en el acto de reinauguración de la plaza Sagasta tras la remodelación de la que fue objeto en 1928. Una actuación destinada a ajardinarla y dotarla de bancos, farolas y árboles para darle un aspecto más urbano. Pero su origen como «espacio reservado de viviendas» se remonta a 1902 cuando se creó el barrio de Rafael Romero, si bien no se ajardinó hasta 1921 ya que, con anterioridad, se utilizó como un pequeño campo de fútbol donde se disputaron partidos míticos de principios del siglo XX como el que enfrentó, en plenas Fiestas de Septiembre de 1912, al «Victoria» de Elda con el «Calatrava» de Petrer. En cualquier caso, este céntrico espacio verde ha tenido muchos nombres. «En un acta del Ayuntamiento de abril de 1923 se recoge una petición de los vecinos de la zona solicitando el cambio de denominación por el de «Mártires de Jaca». Petición que se aceptó manteniéndose hasta el 5 de julio de 1939, cuando pasó a ser conocida como plaza de los Mártires de la Revolución Nacional Sindicalista hasta que, en 1979, volvió a recuperar su primitiva acepción de plaza Sagasta.

Pues bien, en la imagen tomada hace 90 años en este peculiar rincón eldense aparece el veterano guardia, erguido y en un lugar preferente, con su uniforme, su gorra y su cuidada barba, sujetando esa vara de mando que se ha conservado hasta nuestros días. Por eso Ximo Rico ha querido agradecer a Ana María Busquiel la primicia ofrecida sobre un singular episodio de la tradición eldense. Un personaje histórico sobre el que se sigue investigando y del que también se quiere desentrañar la canción popular que le dedicaron sus vecinos.

Se desconoce si el «Tío Chulo» siguió ejerciendo sus funciones como agente de la autoridad cuando Miguel Primo de Rivera dimitió el 28 de enero de 1930 tras el golpe de Estado del 13 de septiembre de 1923. Después de dirigir el país durante siete años dejó paso a la «dictablanda» del general Berenguer, que posteriormente daría lugar a la proclamación de la II República Española el 14 de abril de 1931. Una etapa histórica que se ha rememorado en Elda en los últimos meses debido a que la vara de mando de Manuel Azaña, quien ostentara la presidencia del Gobierno de la II República entre los años 1936 a 1939 de la Guerra Civil, se encuentra expuesta de forma permanente en el vestíbulo de la Casa Consistorial. Un acontecimiento celebrado en el pasado abril y presidido por el alcalde Rubén Alfaro, que contó con la asistencia del expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; la consellera de Justicia y Administraciones Públicas, Gabriela Bravo, así como los alcaldes de las localidades vecinas de Petrer y Monóvar, Irene Navarro y Natxo Vidal, entre otras autoridades civiles y representantes de las entidades sociales y culturales eldenses. Un acto del que Rubén Alfaro destacó su relevancia «ya que pone en valor una joya de la II República de la que nuestra población es depositaria por haber sido el escenario, junto a Monóvar y Petrer, de los últimos días de esta etapa de la historia de España».

La vara del «Tío Chulo» es más modesta pero también es importante para el patrimonio eldense.