El aplauso reconforta al festero y da muestra de que el espectáculo que se está viendo es del agrado del público. Los gritos de guapa a las abanderadas y la ovación que se ofrece a las escuadras en cada uno de los actos es un nexo de unión entre el que desfila y el que lo ve. Los Moros y Cristianos carecerían de sentido sin público y sin aplausos y por ello el Ayuntamiento hace un esfuerzo para atraer a los vecinos que disfruten de las fiestas.