n Las fuerzas de los festeros comienzan a flaquear en el cuarto día de Moros y Cristianos. Tras una agitada noche de cuartelillos, pasacalles de charanga, marcha nocturna y alboroque general tener que madrugar «se hace un mundo». Pero ayer la Diana registró la participación más numerosa que recuerdan los asiduos de este acto. Y lo fue en todas las comparsas a pesar de que arrancó bien temprano, a las ocho en punto de la mañana, partiendo de la plaza del Ayuntamiento para finalizar en Juan Carlos I. Primero los Moros Marroquíes y tras ellos Realistas, Huestes del Cadí, Musulmanes, Piratas, Estudiantes, Zíngaros, Contrabandistas y Cristianos. Todos desfilando en bloque al ritmo de pasodobles dianeros.

Un variado repertorio que la comparsa de Estudiantes aprovecha desde hace años para homenajear a un compositor de la tierra. En esta ocasión al músico alcoyano Amando Blanquer con la interpretación de las piezas «Musical Apolo» y «Julio Pastor».

En una anécdota quedó el incidente ocurrido en la calle Colón, al paso de los Cristianos, que acabó con un hombre con las facultades perturbadas detenido por la Policía Local por altercado público. El frescor de la agradable mañana, los colores de la fiesta, la convivencia de las comparsas y el brío de la música fue la gran recompensa que, una vez finalizada la Diana, tuvo continuidad en los cuartelillos con el típico almuerzo donde no faltaron las gachamigas.