El calzado es moda. El acierto en las colecciones de cada marca es el éxito o el fracaso de las ventas de una temporada. Por ello, desde la Asociación Valenciana del Calzado (AVECAL) se hace un esfuerzo por mostrar las tendencias en pieles, colores y diseños de los zapatos que se colarán en los escaparates de las tiendas en las próximas temporadas. En la de primavera-verano de 2018 se podrá ver mucho colorido, metalizados y brillos. Así, el dorado y el plateado, que volvieron hace unas temporadas, se quedan. Eso sí, los tacones han disminuido unos centímetros en altura y son más gruesos, primando la comodidad.

Mucho tienen que ver las nuevas tendencias en las novedosas formas de producir que se están instalando en los centros fabriles. El comercio electrónico ha levantado las alfombras del sector y ha puesto patas arriba las formas estandarizadas de producción, como las dos colecciones, la creación de muestrarios o la confección de hormas. Se camina a una personalización del zapato en el que el cliente diseñe su propio par a raíz de unas variables estandarizadas.

No todas las fabricas llegarán a este grado de relación en el binomio cliente-fabricante, pero las cadenas productivas deberán ser más flexibles capaces de introducir en sus cadenas nuevos pares que se demanden fuera de los ritmos habituales. La adaptación a los mercados será la nueva selección natural para el sector. Y en este sentido se encaminan los trabajos de Instituto Tecnológico del Calzado para implantar la industria 4.0 donde la digitalización manda.

El tiempo de respuesta ante los consumidores, la diversificación de mercados y canales de distribución, la visualización de los nuevos hábitos de consumo, la adecuación a los cambios climáticos son los talones de Aquiles de las industrias. Si no quieren desaparecer como los dinosaurios, necesitarán reformar y revolucionar su modelo de producción.

Además, las variaciones climáticas, con veranos que llegan antes e inviernos que se acortan, es otro de los factores a los que se tendrán que adaptar. Algunas empresas hacen ahora cuatro pequeñas colecciones al año.

El modelo de venta también está cambiando con el sucesivo cierre de las zapaterías tradicionales que no pueden hacer frente a las cadenas lowcost o a las tiendas multiproductos, donde lo mismo venden una camiseta que un par de zapatos. A todo ellos se le ha sumado el comercio on line. Por ello, las fábricas que han pasado de generación en generación buscan nuevos canales de distribución sin dejar de servir a los establecimiento que toda la vida han estado entre su cartera de clientes y que ha logrado sobrevivir.