La Jira de Aspe ha desafiado este año al frío como el año pasado ya hizo con la lluvia. Ayer las calles volvieron a llenarse de público y participantes, músicos, colorido, disfraces y mucha alegría en el esperado Día de La Jira. Una peculiar celebración centenaria, declarada de Interés Turístico Provincial desde 2015, en la que las pandillas de amigos se dan cita siempre en el Último Jueves antes del comienzo de la Cuaresma. Se disfrazan con un vestido acorde con la canción que van a cantar sobre el escenario de la plaza Mayor y, tras el desfile por las principales calles de la población, se marchan a las casas de campo para disfrutar del típico arroz con conejo y de las populares torrijas de postre, que son los platos característicos de un día muy especial para todos los aspenses.

En esta ocasión el acto ha sido presentado por Ana Álvarez Martínez y se han lucido disfraces y montajes muy elaborados. La jira de los marcianitos del colegio La Paloma, por ejemplo, llevaba hasta platillo volante incorporado y la de Los Salaos, del colegio El Castillo, guitarras y motos a juego con su indumentaria rockera.

Quince jiras se han sumado en este 2018 al singular festejo: cinco infantiles (Perpetuo Socorro, Vistahermosa, Doctor Calatayud, El Castillo, La Paloma y La Serranica), una juvenil (Enredos cuyas integrantes vestían de superheroínas) y ocho adultas: Huerta Mayor que es una de las novedades, Los Rebotes, Los Amores, La Ilusión, La Parranda, la Revolica, Quincoces y La Fábula. Precisamente han sido éstas dos últimas las que han protagonizado la anécdota más comentada. Sus integrantes han coincidido, sin saberlo por tratarse de un secreto, en los disfraces y la canción elegida con el «Soldadito de Plomo».

Pasadas las 12.30 horas, una vez que los «jireros» finalizaron su interpretación sobre el soleado escenario, arrancó el desfile con destino a la Residencia de Ancianos Virgen de las Nieves, donde los diferentes grupos se hicieron la tradicional foto de familia.

Banda Maestro Gilabert

El desplome de las temperaturas registrado ayer no restó público ni en la emblemática plaza ni en las céntricas calles por las que discurrió el jovial pasacalles. El frío era el tema más comentado a las nueve y media de la mañana cuando las jiras se comenzaban a concentrar en los puntos de encuentro. Pero con los primeros rayos de sol y las animadas interpretaciones musicales el ambiente se fue caldeando poco a poco.

Este año han sido más de 500 los participantes reunidos en 15 jiras y la música ha vuelto a ser otro elemento indispensable en la tradicional fiesta aspense con 150 instrumentistas de siete agrupaciones y charangas -Aitana, Planeta Azul I y II, La Esperanza, El Trébol, Los Gavilanes y Virgen de las Nieves- además de la banda de música Maestro Gilabert, que en esta edición ha sido la encargada de amenizar las canciones después de que su director, Alfredo Cerdán, haya adaptado la música y las letras tras los ensayos mantenidos con las diferentes jiras durante las últimas semanas.

El «Sábado de Sobras»

Los actos principales de La Jira, como es habitual desde el año 2014, se celebran partidos en dos días. Ayer fuer el primero pero mañana la fiesta continúa con la celebración del llamado «Sábado de Sobras», en el que habrá un desfile, la interpretación de nuevo de las mismas canciones y la entrega de premios a las jiras ganadoras. Será a las seis de la tarde cuando tenga lugar la concentración en el parque El Último Jueves para realizar el desfile hasta la Plaza Mayor donde, a las seis y media de la tarde, comenzará la interpretación de las canciones. Un festival que finalizará con la entrega de premios a los ganadores en las diferentes categorías.