El asesinato del ingeniero Antonio Navarro a manos de Salvador R. L., ideado por este y la mujer de la víctima, María Jesús M. C., ocurrió el 16 de agosto de 2017 en el garaje de su casa, pero fue planificado tiempo antes por los ya arrestados.

Tal como reflejan las diligencias policiales, ella declaró ante los agentes que el día anterior al asesinato, salió de casa sobre las 21.20 horas hacia el domicilio de Jose. No sin antes haberle enviado un mensaje a su marido, diciéndole que le había dejado preparada «con mucho amor» una empanada para cenar. Antonio, habló por teléfono con su madre sobre las 22.00 horas, tal como esta declaró a los investigadores, y su hijo le dijo que Maje tenía guardia esa noche. Sin embargo, la enfermera estaba disfrutando de su perfecta coartada con Jose.

Mientras, Salva, que fue informado con detalle de los horarios de Antonio por Maje, se preparaba para cometer el asesinato. Las antenas de telefonía móvil revelaron que el autor material del crimen apagó su teléfono a las 6.20 horas del 16 de agosto mientras se encontraba en su casa, y lo sitúan a las 8.05 horas bajo el paraguas del repetidor de la calle Tamarindos, muy cerca del trastero que tenía alquilado en la calle Valle de la Ballestera.

Según confesó, el detenido fue con su moto desde su domicilio hasta la plaza de Patraix, donde aparcó y se dirigió caminando y esquivando las cámaras de la Comandancia de la Guardia Civil, que está en la misma calle. Una vez entró en el garaje con la copia de las llaves que le dio Maje, se agazapó entre los coches y esperó apenas 10 minutos.

Según la declaración del detenido, antes que Antonio dos vecinos bajaron al parking pero no lo vieron. Cuando el ingeniero apareció, Salva se abalanzó sobre él y le asestó ocho cuchilladas, seis de ellas certeras en el área del corazón, tal como se refleja en el informe forense. Una vez cometido el crimen, Salva se dirigió hacia el trastero del barrio de Campanar. Solo una vez allí, volvió a encender el móvil.

Horas coincidentes

Exactamente a la hora en que Antonio moría «por la destrucción de órganos vitales», como determina la autopsia, Maje y Jose salían del domicilio de él en dirección a sus respectivos trabajos. Jose a la agencia de publicidad y ella a la residencia de ancianos de Torrent, donde compaginaba su trabajo con el hospital.

El posicionamiento de sus teléfonos móviles lo confirma. Como confirma que tras pasar por el trastero, donde se cambió de ropa, Salva arrojó a un contenedor las prendas manchadas de sangre y se deshizo del cuchillo tirándolo al pozo ciego de su caseta, en Riba-roja. Luego, se fue a casa y preparó la comida para él y para su hija -su mujer trabajaba en el hospital- y comieron juntos.

A las 15.00 horas, según confirma la geolocalización de los móviles de ambos, Salva y Maje se encontraron en la casa de la hermana de ella, cerca de la avenida Blasco Ibáñez de la capital, aprovechando que la dueña estaba de vacaciones. «Ya está hecho», le informó. Tras ese encuentro, ella se dirigió hacia su domicilio, en la calle Calamocha, un hervidero de policías en ese momento, cuando acababa de ser hallado el cuerpo. Maje incluso preguntó a los agentes si se trataba de Antonio. Ante la respuesta afirmativa, sufrió un aparente ataque de ansiedad, según cuentan los investigadores, y fue atendida por los servicios sanitarios. Al día siguiente declaró por primera vez ante Homicidios.

La primera pista que obtuvo la policía vino de la declaración de una íntima amiga de Maje, quien aseguró que ella tenía una relación con Jose desde mayo de 2017. En su declaración, Maje obvió las relaciones con Jose y Salva, y por esto, el publicista pasó a ser el principal sospechoso.

El 22 de agosto la Policía Nacional fue hasta Novelda para hablar con los allegados de la víctima, y en ese momento, Maje pidió declarar voluntariamente, al parecer, por haber sido delatada por su amiga. A finales de agosto, el juez autorizó la intervención del teléfono de la mujer y del publicista, pero en las conversaciones, no hallaron rastro de implicación de este hombre en el crimen.

Delatados por los celos

Una conversación con Salva el 8 de noviembre, llevó a la Policía a descubrir la existencia de este amante, y Salva, en un ataque de celos, elaboró un cebo para sonsacar a Maje la existencia «de un tal Jose». A partir de este punto, la Policía intervino el teléfono de Salva y un móvil «de seguridad» que este le dio a Maje. Jose pasó a ser totalmente descartado.

El 28 de diciembre, la Policía lanza intencionadamente el mensaje de que ya tiene al culpable y que en enero lo van a detener. Maje llamó a Salva asustada y quedaron el 2 de enero en un centro comercial de Torrent. Esta conversación, grabada por la Policía, acabó de delatar a los dos detenidos.

El 10 de enero fueron detenidos ambos y confesaron a la Policía su participación en el crimen como coautores, versión que modificaron posteriormente en el juzgado ya con asesoramiento legal. Y empezó la estrategia de defensa: Salva asumió todas las culpas y ella solo aparece como encubridora. La Policía concluye que «a ella le movió un interés económico y las ansias de libertad y a Salvador el amor hacia la mujer».

El 12 de enero el juez decretó prisión para ambos y dos días después, Salva recibió la visita de su mujer e hija en la cárcel.

El 18 de enero, el detenido se derrumbó y confesó dónde escondió el arma: el cuchillo cebollero con el que mató a Antonio y que compró días antes del crimen en una ferretería cerca de su domicilio.