El polifacético Miguel Flor Amat falleció ayer a los 85 años de edad. El villenense llevaba más de medio siglo fotografiando calles, edificios, monumentos y gentes de la ciudad que le vio nacer y se convirtió, sin quererlo, en el cronista gráfico de Villena.

Zapatero de profesión, cultivó las artes escénicas y el diseño, fue un gran apasionado de la heráldica y la fotografía fue su gran afición desde los años cincuenta del pasado siglo. Con ochenta años cumplidos, todavía llevaba una cámara, ya digital, para inmortalizar cualquier imprevisto o anécdota que pasara cerca de él.

El villenense se declaraba autodidacta en el mundo de la fotografía. No obstante, su colección particular consta de más de 5.000 instantáneas, entre ellas destaca la inmortalización del descubrimiento del Tesoro de Villena en la Rambla Panadero por el investigador y humanista local José María Soler, a quien le unía una gran amistad y con quien colaboraba gráficamente en los trabajos relacionados con el Museo Arqueológico.