El titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Novelda ha enviado a prisión provisional, comunicada y sin fianza a un hombre acusado de haber quebrantado la orden de alejamiento de su expareja. La medida cautelar estaba vigente desde el pasado mes de agosto y fue adoptada para proteger a la mujer ante un posible caso de violencia de género.

El hombre, un vecino de la localidad de 35 años con un largo historial de detenciones y antecedentes por malos tratos en el ámbito doméstico, fue trasladado ayer a la prisión de Fontcalent tras ser puesto a disposición judicial el sábado, un día después de ser arrestado por la Policía Local.

Los agentes recibieron un aviso urgente del 112 en la tarde del viernes y acudieron inmediatamente al domicilio de la mujer. En las inmediaciones se hallaba el detenido que, en un primer momento intentó huir, pero fue finalmente reducido y trasladado al retén.

El juez de instrucción, en funciones de guardia cuando se produjeron los hechos, ordenó su ingreso en la cárcel al violar la medida de acercamiento respecto a su excompañera sentimental. Pero, tras inhibirse, las diligencias se encuentran ahora al Juzgado de Instrucción Número 3, con competencias en materia de Violencia sobre la Mujer.

El celo judicial con el que se ha actuado en este caso parece contrastar con el del trágico suceso ocurrido el pasado miércoles en Elda, cuando una monfortina de 28 años fue tiroteada mortalmente por su expareja en la puerta del colegio público Santo Negro mientras recogía al hijo de ambos, que tiene tres años.

En este caso una jueza de Elda dejó en libertad al asesino un día antes de cometer el atroz crimen. Había sido detenido por la Policía Nacional tras quebrantar la medida cautelar de alejamiento dictada por un magistrado de Novelda después de que la amenazara de muerte en el bar de Monforte donde trabajaba Jessyca Bravo. No obstante, cabe precisar que ni la Fiscalía ni la acusación particular pidieron prisión para Imanol Castillo y, habitualmente, por un quebrantamiento de medida cautelar no se encarcela a nadie salvo que existan indicios muy graves de peligro cierto y objetivo.

Por contra, en el caso de Novelda tanto la Fiscalía como la acusación particular han podido solicitar al juez prisión para el detenido y, además, se han tenido en cuenta los antecedentes por malos tratos que le constan. Según ha podido averiguar este diario, en 2014 ya se le impuso una orden de alejamiento por violencia machista y desde entonces ha podido cometer hasta tres quebrantamientos. Una circunstancia excepcional a la que se suma un mayor grado de sensibilidad social, política y judicial tras la tragedia de Elda.