Los gritos, las amenazas por «chivatos» y los insultos de la dueña de los perros contra los vecinos del edificio se suceden cada vez que la Policía Local acude. Incluso ha colocado junto a la puerta unos muebles viejos a modo de barricada y un cartel en el que amenaza con ruina a quienes quieran entrar en la vivienda para arrebatarle a sus perros. «Yo os prevengo que no lo intentéis porque me conocéis, sabéis quien soy, y se puede armar una ruina», dice el mensaje. Los animales están desesperados por salir a la calle y el pasado 8 de octubre se escapó uno y mordió a otro en el cuello. Pero el dueño del can herido no quiere «meterse en líos». Tiene miedo, como la mayoría del vecindario.